Está demostrado que aquellos videojuegos que utilizan iconos de la cultura popular como recurso a la hora de contar una historia tienen muchas papeletas para conquistar al jugador. Si a esto consigues sumarle un argumento que brille con luz propia, personajes elaborados y un apartado gráfico bestia con una jugabilidad que funciona las probabilidades de éxito se multiplican.

The Last of Us fue el último megahit que alumbró el estudio Naughty Dog para PlayStation 3, una obra cuya ambientación se inspira a través de influencias tan notables como The Walking Dead, The Road y No es país para viejos. Sin embargo esta obra adquiere su propia personalidad compartiendo ese tono decadente a través de un viaje por Estados Unidos arrasado por una pandemia 20 años atrás. La aventura protagonizada por Ellie y Joel es una historia de supervivencia y protección con una fuerte carga emocional, cuyo interior esconde un claro y contundente mensaje: el ser humano es la criatura más cruel.

Dotado con una personalidad un poco más exigente y cruda comparado con su hermano Uncharted, del que toma prestado ciertos elementos de su jugabilidad, The Last of Us presenta un estilo de juego basado en la acción, la supervivencia y el sigilo. Sus minuciosos tiroteos y las pequeñas dosis de gestión/mejora de inventario realzan esa faceta un poco más realista respecto a las aventuras de Nathan Drake, en consonancia con ese mundo brutal y despiadado al que nos enfrentamos.

Nos encontramos ante una de esas obras que consiguen difuminar la barrera entre los videojuegos y el cine, su ritmo cinematográfico siempre está presente durante la partida, sin necesidad de recurrir a constantes cinemáticas ni a costa de suprimir o simplificar interacciones del jugador. Todo esto se consigue gracias a su dirección y al tratamiento único que logran plasmar sus creadores en los movimientos y las animaciones de todos los personajes, logrando una experiencia natural y realista por encima de la mayoría de los videojuegos existentes.

Siendo uno de los títulos más notables de los últimos años también resulta interesante destacar que es un juego con margen de mejora. Recientemente he vuelto a rejugarlo, esta vez en su versión remasterizada para PS4, y esta nueva vuelta ha servido para recordarme aquellos aspectos que debería subsanar o atenuar The Last of Us Part II. En el primer episodio de Joel y Ellie el avance en algunas ocasiones se sentía demasiado acotado, generando una sensación lineal que se acentuaba con la repetición de ciertas mecánicas a la hora de salvar obstáculos en los escenarios. Una mayor amplitud, rutas alternativas, no abusar de las mismas mecánicas para resolver ciertas situaciones y potenciar un poco más la supervivencia y la gestión serían novedades acertadas para la secuela.

No importa las veces que lo hayas completado The Last of Us, es un videojuego que siempre disfrutas de principio a fin con cada uno de los niveles que completan su historia, conforme avanzas el siguiente paso es todavía mejor y más trepidante que el anterior. Termino estas líneas habiéndolo completado de nuevo, cinco veces van ya nada menos. Mientras tanto aguardamos la segunda parte, destinada a cosechar el mismo éxito y muy posiblemente a superarlo. La cuestión es en cuánta medida.