Regreso a Dobuita
Shenmue es un videojuego del que se ha hablado largo y tendido. Venerado por muchos y un completo desconocido para otros tantos. Una parte del encanto que ha ganado con el paso de los años reside en el escaso impacto que tuvo entre el gran público. Sin embargo, todos conocemos su influencia en la industria.
La obra magna de Yu Suzuki cuenta con infinidad de artículos, incluso libros, encargados de ensalzar las virtudes de un título legendario adelantado a su tiempo. El objetivo de este artículo no pretende ser otra concatenación de halagos. Su cometido es comprender su legado y describir las sensaciones que produce descubrirla o rejugarla más de 20 años después de su lanzamiento.
Shenmue es una de las joyas de la última consola de SEGA, Dreamcast. La magia de los videojuegos permite devolvernos clásicos del ayer hasta nuestros días, a través del remake y la remasterización. Las dos primeras entregas de esta serie regresaron remasterizadas en 2018. La esperadísima tercera parte, contra todo pronóstico, finalmente consiguió su financiación y llegó en 2019.
En su día disfruté mucho de esta aventura. La idea de acompañar nuevamente a Ryo Hazuki por Yokosuka y alrededores me pareció tentadora mientras esperaba la tercera entrega. Debo reconocer que me llevó un rato acostumbrar mis sentidos mientras recorría las calles de Yamanose. El sonido de los pasos de Ryo, las expresiones faciales y el movimiento del personaje son aspectos donde se aprecia el paso del tiempo. Hasta el bonito jardín de la residencia Hazuki que antaño me dejaba embelesado ahora parecía de cartón-piedra.
Los jugadores que disfrutamos del retro sabemos que el factor nostalgia en ocasiones juega malas pasadas. Aquellos juegos que en su momento nos parecieron innovadores y punteros a veces no envejecen bien. Los bonitos recuerdos chocan como un tren de mercancías contra el imponente muro forjado por los adelantos técnicos del momento.
Sin embargo, si estás acostumbrado a saltar entre actualidad y clásicos, adaptarse lleva unos minutos. Mientras recorría las encantadoras calles de Dobuita me topé con un local muy querido: los recreativos. Estuve en su interior echando varias partidas a Hang-On y Space Harrier.
Después de pasar un largo rato jugando, salí al exterior del vecindario y la noche había caído en Dobuita. Fue en ese momento cuando Shenmue me parecía un poco mejor. De hecho, comenzaba a recordarlo tal como era. El contraste, provocado por haber estado jugando con otros dos títulos más antiguos y el bello ciclo nocturno del juego actuaron como catalizador. Una vez más, su aventura se abría ante mi teletransportándome hasta el año 2000, generando una sensación familiar muy agradable. La magia de los videojuegos hacía acto de presencia una vez más.
Hoy en día es un juego que puede disfrutarse plenamente, tanto en su versión original como la edición reciente. Encaja a la perfección dentro de esa categoría de títulos actuales que ofrecen experiencias más relajadas centradas en el peso de su historia. Evidentemente se ha vuelto un tanto arcaico y tiene un ritmo más pausado comparado con la mayoría de los juegos de nuestros días. Sin embargo, sigue siendo entretenido y su argumento engancha. El ambiente de sus calles y otras localizaciones atesoran un encanto especial y conservan ese realismo que tanto imaginábamos en un videojuego durante los 90.
Shenmue está considerado como uno de los mejores videojuegos de todos los tiempos y la segunda parte mejora muchos aspectos. No obstante, durante los últimos años y con la llegada de Shenmue III, también se ha hablado mucho sobre el calado real de la primera entrega, dejando entrever una posible sobrevaloración de algunos medios y grupos de apasionados. La relevancia real de la tercera entrega en nuestros días también ha sido polémica, por su sistema de financiación y por introducir mecánicas jugables fuera de los estándares actuales.
Todos esos años de incertidumbre con el desenlace de la historia en el limbo han contribuido a mantener la leyenda viva. Es un juego que puede causar rechazo entre los jugadores actuales y aquellos de corte más casual. Sin embargo, hay que comprender por qué una generación de jugadores quedó prendada de su historia alimentando la llama y el recuerdo de un título pionero.
Shenmue es el precursor en muchas de las características que hoy en día encontramos en la mayoría de los videojuegos. La exploración de amplios entornos, interacción avanzada, el clásico Quick Time Event (QTE), mundo persistente y NPC’s con ocupaciones y horarios diferentes. Yu Suzuki también se documentó para que la climatología de la época en la que se ambienta el juego (1986) fuera la misma durante la partida. Esta opción podemos activarla desde el menú, en Magic Weather.
Todos aquellos que no pudieron jugarlo en su día deben ser conscientes de lo que supuso todo esto hace más de 20 años. La obra de Yu Suzuki es una aventura revolucionaria. Su gestación comenzó en una fase temprana, mucho antes incluso de la existencia de la propia Dreamcast. Su influencia en todo lo que ha venido después está fuera de toda duda. Shenmue, posiblemente, podría copar el solo un capítulo de la historia del videojuego.
Gran reseña.
Shenmue 1 y 2 = DIOS
Juegazo, un juego atemporal, obra maestra.