Son tantos lo juegos que van quedándose en la lista de «pendientes por jugar» que a veces consiguen acumularse una buena cantidad de títulos que estamos deseosos por probar. Pero en ocasiones resulta difícil hacerlo, falta de tiempo, prioridad a otros juegos o géneros y por supuesto el precio, un factor importante a la hora de elegir y descartar ciertos títulos.
Uno de esos juegos que tenía pendiente por probar era el primer Medal of Honor. Una saga veterana en esto del género FPS bélico/militar pero que no ha terminado de encontrar de nuevo su sitio en esta generación y en un género superpoblado. El trono parece disputarse o más bien repartirse entre la saga Call of Duty y la serie Battlefield. Se me ha presentado la oportunidad de poder jugarlo y a poco tiempo de recibir su segunda entrega, MoH: Warfighter, he decidido no dejarlo pasar más.
¿Qué nos puede ofrecer este Medal of Honor respecto a sus competidores?. Centrándonos en la campaña, lo primero que salta a la vista cuando repartimos nuestros primeros disparos es que estamos ante un producto más bajo que su competencia. Hay que resaltar que el desarrollo del modo historia fue realizado por un estudio de EA en Los Ángeles y el modo multijugador fue tarea del estudio sueco DICE, quizá lo que mejor resultado ha dado, consiguiendo una especie de híbrido entre CoD y Battlefield que merece la pena ser probado.
Un reparto de tareas poco habitual que no terminó de cuajar, pasando factura a la campaña monojugador. Algunas texturas, el efecto de las explosiones, la I.A y las animaciones de los enemigos parecen de una generación anterior, algo que puede echar para atrás a más de uno. Si conseguimos superar ese «bajón» técnico, este Medal of Honor esconde algún encanto propio. Su propuesta es diferente y poco vista en videojuegos de este estilo, permitiéndonos recrear los ataques combinados de fuerzas especiales terrestres con ataques selectivos de la fuerza aérea, destapando algunas nuevas sensaciones que no habíamos experimentado en este tipo de juegos, algo que los amantes del género bélico/militar sabrán apreciar.
Otro de sus atractivos es el entorno donde se desarrollan las misiones, Afganistán no ha sido un escenario pisado con demasiada frecuencia en el mundo de los videojuegos. Su terreno montañoso, cubierto con algunas manchas de nieve y las aldeas de los Talibanes perdidas entre los peñascos es algo que resulta curioso.
Las armas llegan al término de aceptables, unas más que otras la verdad sea dicha. Hay que destacar durante una misión donde actuamos como francotirador, el realismo de los modos de visión del visor del rifle de largo alcance Barret y el efecto de su disparo.También llama la atención la posibilidad de solicitar munición a nuestros compañeros, algo poco habitual. En otra misión también subimos a bordo de un helicóptero Apache, algo que podría haber sido la leche se convierte en un paseo completamente guiado, donde únicamente nos limitamos a disparar y a mover la cabeza de un lado a otro dentro de nuestra cabina. Una pena la verdad.
El sonido del juego es muy bueno, resaltando las comunicaciones por radio dobladas a nuestro idioma, me han parecido muy naturales y realistas, junto al sonido de las explosiones de las granadas.
Pues nada, una espina que he conseguido quitarme mientras plasmo unas impresiones rápidas de este Medal of Honor, que recomiendo sea probado únicamente si es prestado o adquirido a un precio muy bajo. A pesar de ello guarda en su interior algunos aspectos que pueden resultar interesantes de probar, como algunas situaciones que vivimos durante la campaña y alguna partida a su multi.
Su segunda entrega, Warfigher, llega el día 23 de octubre y no parece tener mala pinta. Habrá que seguirlo de cerca.
Rubio, yo jugué cuando salió y la verdad es que me llevé una decepción. La campaña era muy pasillera y con poca miga. El mutijugador tuvo muchísimos problemas online los primeros meses y aunque no estaba mal del todo, fue una simple intentona de robar jugadores al COD. Mala jugada porque no convenció ni al codero ni al battlefilero.