Si te gustan los videojuegos es muy probable que te gusten los cómics y si te gustan los cómics posiblemente también compartas tu pasión por los videojueogos. Sin embargo cuando la tecnología Cel Shading consiguió fundir con éxito ambos mundos, curiosamente no fueron pocos los que mostraron sus reservas hacia el uso de este tipo de renderización gráfica para la apariencia de un videojuego. Títulos inolvidables como Jet Set Radio o el incomprendido The Legend of Zelda: The Wind Waker son grandes referentes.
Sin embargo hoy estoy aquí para recordar a XIII por diversos motivos; primero porque injustamente siempre ha sido un gran olvidado, teniendo en cuenta que hablamos de otro gran ejemplo dentro de esta interesante técnica repleta de posibilidades. No solo es un buen juego también es el primer FPS con estilo de cómic. La llegada de su remake este mismo año de la mano de Microids parece una nueva llamada de atención para situar este clásico de culto donde se merece.
Dentro del catálogo que abarca el amplio reino FPS además de agujerear a toda clase de terroristas y alienígenas vertiendo un mar de casquillos a nuestro paso, los juegos de disparos en primera persona casi siempre persiguen otro objetivo común: la constante búsqueda del estilo fotorealista, y es aquí donde XIII consigue acertar su primer disparo rebelándose con su estética rompedora apoyada por una interesante historia de espías y conspiraciones.
Escribo estas líneas con el juego aún reciente, lo jugué en 2003 pero la espera mientras aguardo al remake ha despertado mis ganas por revivirlo y debo decir que ahora me ha gustado incluso más. En su momento ya me conquistó al instante con el apartado visual y su argumento, dotado con un gran doblaje al castellano donde merece una mención especial la voz del protagonista y las divertidas conversaciones que mantienen los soldados enemigos, mientras los escuchamos aguardando el momento propicio para acabar con ellos desde una esquina.
XIII es un juego bonito de ver, de escuchar también, gracias a una banda sonora que se adapta perfectamente al ritmo de cada misión, y sobre todo divertido de jugar. La aparición en pantalla de onomatopeyas con palabras que imitan un sonido intercalado durante la acción refuerzan muchísimo su personalidad y la sensación de estar dentro de un cómic.
Lejos de poder competir con la libertad y algunas posibilidades que ofrecen los actuales shooters en primera persona, XIII sin embargo cuenta con una estupenda duración, gran variedad de escenarios, toques de exploración con sencillos puzles y situaciones donde las misiones son aderezadas con momentos de sigilo y enfrentamientos con jefes finales. A todo esto debemos sumar un repertorio de armas amplio donde encontramos armas de fuego inspiradas en modelos reales, cuchillos, ballestas, lanza-arpones, granadas, bazookas y elementos de mobiliario como sillas, ceniceros, botellas, cepillos y palas que podemos romper en la crisma de cualquier enemigo que se nos ponga por delante.
La utilización de gadgets durante la partida y la posibilidad de afrontar las misiones en sigilo (algunas requieren de esta habilidad de forma obligada y otras nos permiten escoger libremente cómo actuar) potenciando la infiltración con mecánicas tan interesantes como la posibilidad de esconder los cuerpos de los soldados para no ser descubiertos, tomar rehenes y utilizar diversos elementos del escenario para noquear a los enemigos consiguen enriquecer su jugabilidad, logrando al mismo tiempo distanciarse una vez más de los juegos de tiros del montón.
Tampoco debe olvidarse que la versión de Game Cube cuenta con un estupendo y recomendable modo multijugador para cuatro jugadores a pantalla partida, una modalidad que multiplica la diversión entre amigos y que debería seguir impulsándose más en la actualidad.
Todos estos elementos hacen que este juego de 2003 siga estando todavía por encima de muchos títulos actuales dentro de su género, en cuanto a duración, originalidad y diversión, ingredientes fundamentales para conseguir un buen videojuego. Otro motivo más para reconocer el mérito de este clásico.
2020 vuelve a ser el año de XIII y de su remake también espero mejoras más allá de un retoque gráfico y un par de vueltas a la forma de contar su historia. Por supuesto cuento con su identidad intacta, la cual completan todas las virtudes que he citado, pero también espero un control un poco más pulido, un sistema de físicas actualizado y un sistema de daños coherente donde no hagan falta dos balas en la cabeza para matar a un enemigo que sí cae a la primera cuando le damos con un cenicero en el mismo punto vital. Si además de esto consiguen mejorar los enfrentamientos con los jefes, haciéndolos un poco más interesantes y que no se conformen con un simple corretear por una sala disparándolos, tendremos ante nosotros un buen remake y un juego de disparos en primera persona muy a tener en cuenta.