Los amantes de la acción a menudo sentimos predilección por la sensación de velocidad y el retumbar de las explosiones. Nada como una emocionante carrera al límite o un feroz tiroteo con las balas silbando por encima de tu cabeza. Criterion Games, conscientes de esto, hasta entonces eran conocidos por las espectaculares y accidentadas carreras de su serie de conducción Burnout, sin embargo todavía hoy siguen sorprendiéndome cuando recuerdo el pedazo shooter en primera persona que se marcaron con Black.

Black llegó en 2006, durante la última etapa de PS2 y en un momento clave para el first person shooter en el terreno de las videoconsolas. Un momento inolvidable donde el género por fin estaba consiguiendo germinar dentro de un territorio difícil gracias a videojuegos como Goldeneye, Medal of Honor, Perfect Dark, Time Splitters 2, Halo o Metroid Prime. Unas obras que de forma solemne dejaron patente que en consola también era posible disfrutar de acción en primera persona de calidad, con un control adaptado perfectamente a un mando.

Ambientando en Chechenia y dotado con un argumento elaborado mediante flashbacks para evitar el inconveniente de una narración durante la partida, Black no brilla por su historia precisamente pero introduce elementos que consiguieron situarlo como un videojuego adelantado a su tiempo. La obra de Criterion destaca por el diseño de sus armas, modeladas a partir de réplicas reales, sus escenarios destructibles, las físicas y efectos de partículas en tiempo real y un sonido de los que marcan diferencia. Su estupenda banda sonora a menudo queda amortiguada y en el olvido por culpa del tableteo de las ráfagas y el ruido de los cascotes generados por las explosiones fruto de sus contundentes tiroteos.

Una de las cosas más difíciles de conseguir en un juego de disparos en primera persona es que las armas sean capaces de transmitir sensaciones al jugador. En este aspecto un trato realista del arma que empuñamos y un poco de cariño a la hora de plasmar su diseño en pantalla es primordial. Black apuesta por ello y por algunos detalles que permanecen imborrables en mi memoria, como ese efecto que desenfoca el entorno durante la recarga del arma, detalle que sirve para resaltar aún más el protagonismo de cada una de las herramientas que utilizamos para arrasar de principio a fin a unos enemigos que parecen esponjas, militares chechenos pertrechados con blindajes capaces de absorber demasiadas balas en sus cuerpos, a no ser que consigas atinar a la primera en su cabeza.

Black es un festival de disparos por todo lo alto donde el jugador no debe dejar una bala por disparar agotando los cargadores de cada una de las armas que presenta fielmente. La aportación de Criterion Games al género quiso unirse a un puñado de elegidos de su tiempo y consiguió hacerse un hueco entre ellos con la pistola bien alta.