Perdíamos a un hombre tras otro. Y por cada uno que moría ayudándome a salvar mi estación se me clavaba otra aguja en el corazón
Para celebrar estas fechas tan señaladas decidimos escaparnos unos días a nuestro refugio secreto para volver a disfrutar de una completa e intensa sesión de Metro. Una semana a solas con la obra de 4A Games ha sido suficiente para volver a superar los dos videojuegos que la componen, dos títulos de la pasada generación que resultan imprescindibles si eres un amante de los shooters subjetivos con alma propia.
Desde hace unos años disfrutar de un buen juego de disparos en primera persona es algo complicado, algo motivado no por la ausencia de catálogo, más bien es un problema de falta de ideas, interesantes guiones y profundidad. Para experimentar obras de la talla del reciente Alien: Isolation antes tienes que tragar mucha morralla.
Son muchos los que piensan que esta nueva generación no está a la altura de las expectativas, razón no les falta, posiblemente haya sido el cambio generacional más anodino y poco emocionante que hemos vivido en nuestra carrera como jugadores. Mientras observamos la llegada de 2015 con los ojos repletos de esperanza, jugar a remasterizaciones en HD y títulos que comparten desarrollo generacional es lo que nos queda.
Metro: 2033 y Metro: Last Light cuentan una parte del amplio universo de Metro. La obra literaria en la que se inspiran, escrita por el ruso Dimitri Glujovski, se ha convertido en un bestseller internacional que ha sido traducido a 35 idiomas. Su adaptación al mundo de videojuego nos dan la oportunidad de vivir de forma interactiva una historia apasionante y única que ha dado lugar a un interesante universo. Actualmente son varios los autores que escriben sus secuelas y novelas basadas en este mundo post-apocalíptico para seguir ampliando el universo de Metro 2033.
La creación de 4A Games no puede negar su fuente de inspiración, además de, claro está, la novela de Glujovski. El gran Half Life 2 también parece haber sido un punto de referencia a la hora de dar vida a estos dos juegos pero Metro no es una vulgar imitación que toma prestado el argumento de un libro y el estilo aventurero de uno de los mejores FPS que se han hecho.
Posiblemente uno de los aspectos clave que ha hecho única a esta obra es la procedencia de sus creadores. 4A Games es un estudio fundado en 2006 en Kiev, Ucrania, por antiguos miembros de GSC Game World, otro estudio que parió otra obra de culto, S.T.A.L.K.E.R Shadow of Chernobyl, uno de esos videojuegos conocido por muchos y desconocido por otros tantos. Circuló una leyenda por ahí que decía que el largo silencio que atravesó este título durante un punto de su desarrollo fue motivado porque las autoridades sorprendieron al equipo de desarrollo en las inmediaciones de Chernobyl mientras obtenían fotos y vídeos de la zona para inspirar el videojuego. El material fue incautado por los militares y eso pudo propiciar aquella etapa de silencio. Una simple anécdota.
Lo que queda claro es que aquel dramático episodio, el desastre nuclear de Chernobyl, es algo que vivieron muy de cerca, tanto el propio Glujovski como este grupo de desarrolladores. La huella y la esencia de aquel desastre puede percibirse perfectamente en ambas obras.
Corre el año 2033 y tras una guerra nuclear el mundo ha quedado sepultado bajo escombros y es azotado por un invierno eterno. La ciudad de Moscú es una ciudad fantasma. Los supervivientes se han refugiado en el metro y en sus estaciones los supervivientes se agrupan compartiendo un objetivo común: sobrevivir y evitar una invasión de criaturas mutantes del exterior.
«Nací en Moscú. Pero no recuerdo nada de aquella época, no era más que un crío cuando las llamas del fuego nuclear devoraron el viejo mundo. Cuarenta mil personas nos salvamos refugiándonos en las estaciones del metro… en las entrañas de la ciudad. Ahora, veinte años después, sólo un puñado de valientes se atreve a subir para recibir el abrazo de un invierno eterno… el metro era nuestro hogar y la fortaleza que nos protegía de los monstruos mutantes que vagaban por los túneles… Aun así, nunca renunciamos a la esperanza de volver a la superficie. Pero un día, se presentó una nueva amenaza que nos empujó a una guerra por la supervivencia de nuestra especie…»
Metro posee personalidad, grandes detalles y la forma de jugarlo junto a su cuidada y esmerada ambientación hace que nos olvidemos completamente de que estamos jugando a dos videojuegos de escenarios rígidos con niveles pasilleros.
Sin seguir un orden demasiado estructurado a la hora de ensalzar sus virtudes, podría citar rápidamente alguna de estas características únicas y originales que dan una gran fuerza a Metro: Redux. Como decía anteriormente, la ambientación es soberbia, desde los oscuros e inhóspitos túneles que componen la red de metro, hasta los parajes helados y post-apocalípticos del letal y contaminado exterior. Sin embargo cuando llegamos a las estaciones libres podemos empaparnos del ambiente de esa sociedad de supervivientes que ha sobrevivido bajo tierra. Escuchando los corrillos de las gente y a otros soldados podemos conocer más detalles sobre ese mundo, cómo es su día a día bajo tierra, lo qué ocurrió después de la tercera guerra mundial, incluso historias y anécdotas realmente interesantes (pocas veces te detienes en un videojuego para escuchar hasta el final la conversación entre dos personajes). Un detalle acertado y del que deberían tomar ejemplo muchos es la variedad de estos secundarios, rara vez se repiten dos modelos del mismo personaje cuando hay una aglomeración de gente.
Artyom, el protagonista de las dos aventuras, únicamente nos deleita con su estupenda voz durante las pantallas de carga, momento en el que narra sus vivencias y sus sentimientos mientras escribe en su diario. Una voz que sin embargo jamás escuchamos durante los diálogos con otros protagonistas secundarios durante el juego, ese estilo mudo que han seguido los protagonistas de muchos títulos durante estos últimos años. Recurso dicen, que sirve para potenciar la introducción en la historia y para que el jugador se meta aún más en el papel del protagonista.
Cada minuto de la campaña de estos dos juegos merece la pena ser jugado, algo que no puede decirse de todos los shooters en primera persona. Hablar de la jugabilidad de Metro es hablar de muchos detalles geniales y los buenos detalles a menudo hacen grandes FPS. Desde el sistema para gestionar todo nuestro inventario, donde tenemos que controlar el tiempo que dura el filtro de nuestra máscara anti-gas o auto-alimentar la batería de nuestra linterna y las gafas de visión nocturna con un cargador de dinamo, hasta la ausencia de indicadores y el uso de armas completamente originales. También merece ser mencionado el cristal de la citada máscara anti-gas que poco a poco va resquebrajándose con los impactos y si llega a romperse moriremos en el exterior o en una zona tóxica. Poder pulsar un botón para que Artyon limpie el cristal de la máscara para quitar la suciedad o la sangre es un detallazo que no recuerdo haber visto en ningún otro juego. Otra característica interesante de los Metro es que alternan la importancia de saber disparar tanto desde el alza como desde la cadera.
Su naturaleza sigilosa y survival aconseja llevar siempre encima un arma con silenciador y otra que nos proporcione potencia de fuego por si nos detectan y se produce un tiroteo. El uso del cuchillo y la posibilidad de lanzarlo contra los enemigos, incluidos los mutantes, resulta muy útil para la infiltración y para ahorrar recursos.
Cada situación requiere unas armas y unas tácticas diferentes, no es lo mismo enfrentarse a un grupo de humanos de forma sigilosa eliminándolos uno a uno sin un solo disparo que sobrevivir a un encuentro con mutantes en el exterior. Cuando nos enfrentamos a las criaturas una buena escopeta funcionará a las mil maravillas, en esos momentos el juego se vuelve más salvaje, como si retornáramos a la época dorada del género. Al fin y al cabo un posible guiño a esos clásicos donde resuenan nombres como Doom, Quake, Duke Nukem o el más actual Rage.
Pero el atractivo de Metro es captar y hacer uso de su componente de infiltración/sigilo mientras disfrutamos de armas artesanales e imprecisas y de un movimiento más pesado. Por supuesto una situación puede resolverse por las bravas vaciando cargadores pero nos costará más y con seguridad caeremos abatidos si no somos lo suficientemente hábiles. Para poder actuar con ventaja a pesar de estar en inferioridad numérica, crear estrategias de combate como disparar a fluorescentes, apagar bombillas o desconectar los generadores de luz nos proporcionará cierta ventaja sobre un enemigo que a menudo nos supera en número.
La experiencia Metro puede llevarse a su máximo esplendor gracias a uno de los modos de juego que incluyen ambas entregas, el Modo Comando. Esta modalidad de dificultad es la más recomendable para el veterano de los FPS y aquellos que saben apreciar ese preciado toque survival. Esta modalidad ofrece una experiencia mucho más inmersiva gracias a la ausencia de indicadores en pantalla de todo tipo, la escasez de munición y de filtros para la máscara anti-gas.
Actualmente también es complicado encontrar un videojuego de disparos en primera persona que respete una de las reglas más básicas para nosotros dentro de un buen FPS, el disparo en la cabeza igual a muerte. En este modo resulta vibrante y emocionante saber, y por supuesto experimentar, que bastan unos pocos disparos de nuestros enemigos para acabar con nosotros, pero nuestras balas son tan letales como las suyas. ¿Resultado? tiroteos y escaramuzas mucho más realistas y crueles de lo que estamos acostumbrados a ver. Una sola bala puede acabar con un enemigo humano si es alcanzado en el pecho o en la cabeza (exceptuando aquellos que lleven blindaje). Incluso algunos mutantes de tamaño medio pueden ser abatidos de un solo tiro si conseguimos acertarles en la cabeza. El daño realista siempre supone un divertido desafío y es mucho más gratificante.
Una correcta I.A enemiga resulta fundamental en un FPS y los creadores de Metro afortunadamente es algo que han sabido tener en cuenta. De hecho consigues percatarte mucho más de su calidad cuando has superado ambos juegos más de una vez. Las reacciones de los soldados ante cualquier alteración del entorno: una luz en la oscuridad, el sonido de nuestros pasos o incluso el disparo de un arma con silenciador bastarán para mosquearlos alterando sus rutas y pautas de comportamiento. Resulta divertido escuchar las charlas entre los guardias y algunos de sus comentarios resultan brillantes, frases como: «como no va a ser mutante si es un comunista» o «mierda, ojalá me releven pronto, estoy cansado de tocarme» han quedado para la posteridad en BornToPlay.
Un poco más arriba comentaba que cada momento de la campaña de ambos títulos merece ser jugado y que ambas entregas poseen unos escenarios de naturaleza lineal y pasillera que para nada juegan en su contra. Pues bien, esto es debido a la variedad de situaciones que poseen donde sabiamente se alternan momentos de infiltración/sigilo, breves momentos de exploración, encuentros salvajes contra diferentes tipos de mutantes, los clásicos jefes finales y el componente terror, siempre presente en los dos títulos, incluso paranormal en algunos momentos.
En los túneles del metro la muerte puede acecharnos de muy diversas formas. Dejando a un lado el letal exterior, donde es imposible sobrevivir sin una máscara, en los túneles no solamente nos enfrentaremos a facciones humanas enfrentadas (comunistas, fascistas y bandidos). La atomización también destruyó el cielo, el infierno y el purgatorio por lo que las almas de todos los que mueren se quedan para siempre en el metro. Entre tiroteo y tiroteo, y asfixiantes salidas al exterior, en algún momento del viaje el jugador siempre es testigo de algunos fenómenos inquietantes e inexplicables que ocurren en algunas de las partes más oscuras y peligrosas de los túneles.
Metro: Redux es un pack que recomendamos, sobre todo si no has tenido oportunidad de jugar a Metro: 2033 y Metro: Last Light. Ahora tienes la oportunidad de disfrutarlos de la mejor manera posible, con un lavado de cara que ofrece: texturas en alta resolución, renderizado mejorado, nuevo sistema de iluminación, I.A mejorada, secuencias de QTEs mejoradas, niveles ampliados dotados de ciclos diurnos/nocturnos y resolución 1080p y 60 fps.
Como cualquier videojuego también tiene sus «cosillas» y en algunos momentos somos testigos de pequeños bugs que pueden hacernos pasar alguna mala pasada pero en general no afectan a la experiencia. Si eres un apasionado del género, si disfrutaste con juegos como Doom 3, Half Life, Bioshock, Halo: Reach, el reciente Alien: Isolation, el argumento, las emociones y la calidad comprimidas en este pack están a la altura de todos esos nombres.
Las frases aludidas no tienen nada de brillantes pues solo son una enesima muestra mas de la burda y malisima traduccion de textos y voces que hacen los dobladores al castellano.