Las relucientes y antiguas Game & Watch… junto a mi querida Defender, las responsables directas de mi «enganche» y pasión por los videojuegos. Estas «maquinitas» causaban sensación cuando eras un crío y aparecías en el parque o en el patio del recreo con una de ellas, creando a tu alrededor un corrillo donde solamente se veía un grupo de cabezas alrededor del afortunado que en ese momento estuviera jugando.
Muchos de nosotros todavía conservamos con cariño estos pequeños tesoros, una serie de 59 máquinas portátiles fabricadas y lanzadas al mercado por Nintendo en la década de los ochenta y hasta el año 91. Su creador, Gunpei Yokoi, también fue el padre de la que sería la sucesora revolucionaria de estas pequeñas máquinas de bolsillo, la eterna Game Boy.
Esta idea de entretenimiento portátil se convirtió en todo un éxito, surgiendo después multitud de imitadores con mayor o menor acierto. Hoy en día están consideradas auténticas piezas históricas de coleccionismo, algunos modelos concretos están muy cotizados y bien conservados pueden llegar a alcanzar en internet cantidades de cientos de euros.
Esta mañana he decidido sacar a pasear los tres modelos que conservo, las he metido unas pilas de botón y me he echado una partida rápida con cada una de ellas. Aún funcionan y están en plena forma. Por un momento me he dejado llevar por los recuerdos gracias a sus soniquetes y a las sencillas pero entretenidas imágenes de sus pantallas LCD. Quizá os parezca una chorrada pero al igual que el primer día, todavía hoy me sigue maravillando el brillo exterior y el dibujo temático de sus tapas. Abrirlas y contemplar sus crucetas y sus pequeños botones da en qué pensar. ¡Cuánta diversión albergaban estas máquinas con tan poco! Aunque en su día, tampoco es que fueran baratas que digamos.
Después de una partida con las Game & Watch, vuelves a la realidad conectando tu consola de nueva generación para experimentar el avance que ha tenido todo esto. La evolución que ha sufrido el videojuego llega a causar vértigo si lo analizas detenidamente.
