Hoy tenemos con nosotros a Enrique Segura Alcalde, licenciado en Filología Inglesa y profesor de secundaria en el IES Santa Rosa de Lima de Córdoba. Además, es padre, amante del cine de los años ochenta y un apasionado de los videojuegos, sobre todo de aquellos grandes clásicos que marcaron una época y a toda una generación de jugadores. Enrique es el autor de varios libros escritos en el idioma de Cervantes y no es la primera vez que hablamos de ellos en Borntoplay. Vamos a charlar un rato con él para que nos conteste una serie de preguntas.

Esta introducción podría servir para presentarte de forma resumida, Enrique, pero ¿Cómo te describirías y cómo te presentarías como escritor especializado en videojuegos. En realidad son dos preguntas en una (risas).

-¡Gracias, chicos! Es un honor estar aquí hoy. Bueno, lo cierto es que decir que soy escritor especializado en videojuegos es quizá decir demasiado. Yo siempre he pensado que uno no se convierte en escritor por el mero hecho de publicar libros, de la misma forma que uno no es cantante por cantar de vez en cuando en la ducha. Lleva mucho tiempo y esfuerzo ser escritor, aparte de poseer un talento innato, y yo me considero un simple divulgador. Eso sí, ante todo, soy un apasionado de los videojuegos y del mundo de la comunicación en general. Tu introducción resume perfectamente quién soy y qué hago en la vida, bastante mejor de lo que yo pueda contarte.

¿Cómo ha sido tu trayectoria como jugador desde que cogiste un mando o pisaste un salón recreativo por primera vez?

-Todo empezó con mi ZX Spectrum de 48k allá por el año 1987, fue el regalo que me hicieron mis padres al hacer la Primera Comunión y aquello marcó un antes y un después muy evidente en mi vida. Es cierto que antes ya había tenido mis primeros contactos con las recreativas en los bares de mi barrio (era pequeño para jugar, y como mis padres no me dejaban echar monedas me dedicaba a ver cómo jugaban los demás) y con las “maquinitas” (Game & Watch) de la época, pero mi primer gran adquisición fue aquél viejo Spectrum con teclas de goma. Después di el salto al mundo de las consolas con mi Master System II, de ahí a la Super Nintendo y la Game Boy y después vino la primera PlayStation, que me devolvió a un mundo que ya tenía bastante olvidado, y al que puse un punto y aparte con Dreamcast. El resto ya es otra era diferente que no puedo considerar retro y otra historia bien distinta: la PlayStation 2 y en rápida sucesión (o al menos a mí así me lo pareció en aquella época de mi vida), la Xbox original, luego la Xbox 360, la PlayStation 3, la Xbox One y algunas más. Pero si te soy sincero, nada de esto último me acabó de llenar tanto como las primeras experiencias de las que te hablo. Para mí hubo un hecho vital que cambió mi vida, y fue el nacimiento de mi hijo en 2015: a partir de ahí hay un GAME OVER en mi trayectoria como jugador bastante evidente. Ya veremos si con el tiempo hay un CONTINUE, de momento está complicado (risas).

Si tuvieras que escoger una etapa favorita de la historia del videojuego ¿cuál sería?

-Gran pregunta. Es realmente complicado quedarse con una sola, porque todas tuvieron sus grandes momentos y sus defectos, pero para mí la década de los ochenta fue algo único: todo era frescura, originalidad, atrevimiento y buenas ideas. La industria aún estaba arrancando y todo era nuevo. No existía esa sensación que suelo tener actualmente de que todo está inventado de algún modo, eso de “esto ya lo he jugado yo antes…”. Supongo que es algo muy personal y hasta cierto punto intransferible, cada uno tendrá su respuesta para esta pregunta y posiblemente tenga razón.

La respuesta a la siguiente pregunta creemos conocerla casi con total seguridad. Si tuvieras que escoger una consola a la que tengas un especial cariño, ¿su nombre sería?

-Dreamcast, sin duda alguna. Mi verdadera pasión han sido siempre las máquinas recreativas, y el catálogo de la última gran consola de SEGA está plagado de auténticas joyas arcade, es como un salón de máquinas recreativas en una sola máquina, por eso me gusta tanto. Estoy convencido de que fue la última consola con espíritu auténticamente retro, y una maravilla absolutamente adelantada a su época.

Enrique, dinos un videojuego que haya conseguido marcarte profundamente.

-Todos son especiales, en realidad. Depende mucho de cómo llegara a tu vida, cada juego puede significar todo un mundo para cada persona en particular. Sí que hay un juego que me marcó profundamente y al que le dediqué tantas horas que perdí la cuenta, y ese fue Resident Evil 2 para la primera PlayStation. No sé cuántas veces he podido darle la vuelta y desbloquear absolutamente todo lo que podía desbloquearse, lo disfruté muchísimo en 1998 cuando salió para PSX y me devolvió al mundo de los videojuegos, como te he dicho antes, del que me había alejado durante un tiempo. Lo volví a disfrutar en Dreamcast poco después y ahí ya terminé de verlo claro: es una obra maestra absolutamente perfecta, un 10 redondo y sin paliativos.

Ahora sí vamos a ponerte contra las cuerdas. ArcadeClassicsCollection consiguió arrancarnos una sonrisa a todos aquellos que tuvimos la suerte de vivir la época de los recreativos. Sin embargo, ¿si solamente tuvieras la oportunidad de meter un solo mueble arcade en tu casa con permiso de tu mujer (no valen los muebles actuales con el todo incluido) cuál sería?

-Sé que te voy a sorprender, porque no se trata del típico juego consagrado que suele aparecer en casi todas las quinielas, pero literalmente no puedo vivir sin jugar de vez en cuando al Tehkan World Cup de 1985. Ese juego me marcó mucho en su época y necesito volver a él de vez en cuando, no es algo razonable y desde luego reconozco que no es nada del otro mundo, pero para mí tiene una jugabilidad perfecta y un nivel de adicción ideal. Es pura diversión 100% arcade, no necesito absolutamente nada más para disfrutar de un buen juego. Sigue pareciéndome el juego de futbol más divertido y frenético al que he jugado nunca, y de eso hace ya casi 40 años.

¿Cuál es el catalizador que provoca tu andanza como escritor?

-Sin duda alguna todo vino de la mano de mi aventura en solitario como editor de un modesto fanzine sobre videojuegos retro (Play Again) que hacía por entretenerme y darle salida a mis inquietudes. Mucha gente no lo sabe porque casi nunca lo he comentado, pero mi primer libro con Dolmen Editorial (Dreamcast, el sueño eterno, 2019) empezó siendo un número monográfico Especial de Navidad de Play Again (llegó a salir anunciado en la revista) y acabó convirtiéndose en un libro. Desde luego no fue el libro que a mí me hubiera gustado hacer sobre Dreamcast, ni la obra en Castellano que SEGA y Dreamcast se merecen, pero fue lo que pude hacer con los medios de que disponía en aquellos tiempos. No está mal, pero es muy mejorable. Y en ello estamos: estoy trabajando en otro libro que esta vez sí que le haga justicia y sea un auténtico bombazo. El resto vino gracias al relativo éxito de aquél libro, realmente se lo debo todo a esa obra, y por ello le estaré siempre agradecido. Y por supuesto a Dolmen Editorial, que confió en mí desde el primer momento a pesar de ser un completo desconocido.

Dreamcast: El sueño Eterno, Arcade Classics Collection, 1980-1990 La década dorada de los videojuegos retro y 1990-2000 la década de la revolución en los videojuegos. Ahí es nada; cuatro libros publicados sobre nuestra pasión favorita suponen un gran esfuerzo, dedicación y mucho amor hacia este medio. ¿Cuál de todos ellos ha despuntado especialmente por el reto que supone desgranar un capítulo (o varios) de la historia del videojuego?

-Sin lugar a dudas y de lejos, con diferencia, el más difícil de todos ha sido precisamente este último (1990-2000, la década de la revolución en los videojuegos) por el gran número de invitados que aparecen entrevistados en el libro. Meter ahí a más de cincuenta personas (literalmente), cada uno con sus manías y sus personalidades, con su forma de contar y de hacer las cosas absolutamente personal y  muy diferente al resto ha sido todo un reto del que he terminado un poco agotado. Algunos lo pusieron realmente fácil, pero otros no tanto. Otros no entregaban la entrevista a tiempo y lo retrasaban todo, otros se enfadaron porque a última hora hubo que recortar el número de páginas (no quedaba otra, el resultado final era un monstruo de casi 500 páginas) y realmente hubo de todo. Si tres son multitud, imagínate más de cincuenta… Creo que en próximos libros tendré que reducir el número de invitados, porque luego todo son problemas. A pesar de todo el resultado final ha merecido mucho la pena, es un gran libro y está lleno de gente fabulosa que cuenta cosas absolutamente divertidas.

Suponemos que después de cuatro libros publicados, y Arcade Classics Reloaded en camino para 2022, has cogido el gustillo a esto de escribir. Seguramente ya tendrás en mente una idea para tu próximo libro. ¿Sobre qué te gustaría hablar en el futuro?

-Estoy trabajando en varios proyectos al mismo tiempo, en realidad. Tengo en mente tres libros en los que estoy trabajando ahora mismo en paralelo: por una parte tendremos para el próximo año, como bien has dicho, Arcade Classics Reloaded, la segunda parte de la trilogía Arcade Classics (aún habrá un tercer volumen más en un par de años), pero antes de que acabe 2022 cerraremos la trilogía de las décadas por todo lo alto con 2000-2010, la gran década de Xbox y PlayStation. Y el tercer proyecto (muy posiblemente para 2023) en el que ando metido es el próximo gran homenaje a SEGA y Dreamcast que lleva por título provisional SEGA Dreamcast Forever, el sueño eterno 2. Es una secuela de mi primer libro y mucho, mucho más. Estoy reuniendo a un verdadero dream team de gente de todo el mundo relacionada con SEGA para rendirles el homenaje en forma de libro en castellano que ambas marcas se merecen.

Todos tus libros son solidarios y destinas las ganancias para la ayuda contra el cáncer. Nos quitamos el sombrero ante tal muestra de solidaridad, Enrique. Solamente nos queda darte las gracias por contestar esta entrevista y de paso formulamos una última pregunta como despedida: ¿Cuál ha sido el último videojuego actual que ha conseguido hacerte disfrutar como antaño?

Poca cosa, lo admito. Como te digo desde 2015 para acá mi faceta de papá (y de profesor de instituto, y de hijo, y de marido) me ha restado muchísimo tiempo y lo cierto es que llevo años sin jugar a nada en profundidad, casi siempre acabo tirando de los grandes clásicos de las recreativas y jugando a lo mismo de siempre, pero es que es lo que realmente me apasiona y me hace feliz. El último juego relativamente reciente al que he jugado sin demasiadas interrupciones fue el Dante’s Inferno de la Xbox 360, que me pareció un gran clon de God of War dotado de mucha personalidad y espíritu propio, así que imagínate si hace ya tiempo de eso… Tengo literalmente decenas de grandes juegos en mi lista pendientes de jugarlos algún día, ya veremos si llega ese momento en el que pueda volver a tener tiempo para ellos, o si por el contrario tendré que conformarme con volver a los grandes clásicos de vez en cuando y en pequeñas (pero intensas) dosis. En cualquier caso… ¡Larga vida a los videojuegos! Son una forma de expresión artística como lo puedan ser las demás y son cultura, y como tal hay que reivindicarlos.

El último libro de Enrique, 1990-2000 la década de la revolución en los videojuegos, ha llegado este mes de septiembre, 432 páginas a todo color llenas de historia y videojuegos, muchos videojuegos. Podéis adquirirlo a través de Dolmen Editorial a un precio de 24,95€.

¡Suscríbete a nuestro canal!