=Crónicas desde Skyrim= Diario de un viaje IV

Crónicas desde Skyrim
Riften y el Gremio de los Ladrones

Era mediodía y se había levantado un fuerte viento mientras caminaba de vuelta a la Arboleda de Kynos. El presentimiento con el que había despertado esa mañana, resultó ser favorable. Había conseguido recuperar el escudo familiar de Roggi y salir victorioso de mi enfrentamiento con los bandidos, incluso había obtenido una recompensa para mi, una estupenda y mortífera arma. Un hacha enana. Sin duda Talos me había bendecido.

La sangre de los bandidos había comenzado a secarse en mi cuerpo, un poco magullado tras la pelea con el orco. Antes de llegar a la Arboleda, me arrodillé  en un arroyo para limpiar la sangre de mis enemigos. El agua estaba helada. Hundí mis manos en la arena del arrollo y las froté con fuerza. El color rojo de la sangre serpenteaba por la corriente del río.

Entré en la posada y  allí encontré a Roggi justamente donde lo había conocido el día anterior. Sentado en el mismo lugar y bebiendo una jarra de aguamiel. Me acerqué y solté el escudo encima de la mesa.

Lo has encontrado eh ”- apenas se inmutó. Contempló un instante la vieja reliquia mientras bebía de su jarra. Después se secó con la manga, me dio las gracias y añadió: “- bien, esta reliquia familiar tiene tanta importancia para mi como la mierda seca de un mamut”- volvió a beber y añadió: -“hace muchos años, cuando yo era aun un niño, mi abuelo perdió este escudo en esas cuevas”- Al parecer ese día, el abuelo de Roggi bebió el aguamiel de medio Skyrim y se aventuró por aquellas cuevas, dejando su escudo allí olvidado. Roggi continuó hablando: “mi abuelo me ordenó que fuera a buscarlo pero no era mi intención obedecer a ese  maldito viejo”

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Roggi siguió hablando. El motivo por el que me había pedido que recuperara el escudo, era realmente que yo demostrara mi valía como guerrero enfrentándome a esos bandidos.

-“Estoy cansado de la vida que llevo, quiero viajar y vivir aventuras pero no iba a hacerlo solo, ni mucho menos con cualquiera. Piénsalo”– me dijo –“he sido soldado, mi espada podría serte muy útil en tu viaje y aceptaría cualquier ganancia, por modesta que sea

Me detuve a pensar por un momento. La treta de RoggiBarba Anudada” había sido astuta y tal vez no debería fiarme, pero aquel nórdico parecía un hombre de honor.

Eran tiempos oscuros y peligrosos, un compañero de armas hábil con la espada que pudiera respaldarme durante las misiones del Gremio, sería de gran ayuda. Roggi era un nórdico, además de una alianza de palabra, nos unía un vínculo más fuerte, la sangre nórdica. Como ex-miembro de la guardia de Ventalia, era un hombre curtido, fuerte y según decía, muy hábil con el martillo de guerra.

-“Está bien, Barba anudada”- dije – “mañana, al alba, partiré rumbo a Carrera Blanca. Debo proseguir con el encargo de Maven Espino Negro y tú me acompañarás pero también deberás demostrar tu valía”

Brindamos con jarras de aguamiel por la nueva alianza hasta bien entrada la noche. Roggi sonrió y dijo: -“el suelo temblará a nuestro paso hermano”-

A la mañana siguiente, Roggi ya estaba esperándome en el salón de la posada, junto al fuego. Llevaba puesto una armadura de acero, botas de piel nórdicas y sujetaba un yelmo de hierro en su mano derecha. Detrás de su espalda asomaba el mango de un enorme martillo de guerra y su viejo escudo junto a una bolsa de tripa de ciervo donde llevaba el resto de sus cosas.

El día había amanecido gris, con unas enormes nubes color plata en el cielo. Salimos de la Arboleda de Kynos y pusimos rumbo a Carrera Blanca. Dos días de camino a pie, el Río Blanco y una agrupación montañosa conocida como el “Paso Pálido” nos separaban de la enorme llanura donde se asentaba la gran ciudad  y el corazón fortificado de Skyrim.

Durante el camino Roggi siguió hablándome de su pasado. Su abuelo lo había llevado a Ventalia siendo un niño y lo entregó al capitán de la guardia, un viejo amigo suyo. Quedó al cargo del capitán pero pasaba las noches en el orfanato de la ciudad. Cada mañana el capitán iba a buscarlo y lo llevaba a limpiar los establos y las armaduras de los soldados. Cuando tuvo la edad suficiente, pasó a formar parte de la guardia de la ciudad.

-“Deberíamos hacernos con un par de caballos”- dijo Roggi.

-“Yo tuve dos. Uno era inquieto y escapó, al otro lo mataron unas arañas giganes” añadí. El oro no alcanzaba ni para una montura, pero la manera en que Roggi había dicho lo de los caballos, no denotaba intención alguna de pagarlos en ninguna granja. Mas bien “tomarlos prestados”

Los caballos nórdicos de Skyrim tienen una gran reputación por su gran fortaleza y resistencia, aunque no son tan veloces como los caballos negros de Cyrodill, más delgados pero más débiles también. Daba igual en la provincia donde nos encontráramos, Cyrodiill, Morrowind o Skyrim. Un caballo era una propiedad valiosa. Robar una montura era un grave delito en todo Tamriel y estaba duramente castigado, incluso con la muerte en algunos casos.

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Caminamos durante el resto del día y al caer la tarde llegamos a la orilla del río. Era un lugar de gran belleza. La nieve cubría con su manto blanco muchas partes del terreno, pero era una zona con gran vegetación. Por encima de la vasta extensión de árboles aparecían los escarpados picos del Paso Pálido, cuyas puntas se hundían en las nubes.

Las aguas resonaban con fuerza pues la corriente era rápida y se estrellaba en las rocas. El Río Blanco nacía en las montañas de Ventalia, una de las zonas más frías de Skyrim, donde la nieve era la auténtica dueña y señora. A ambos lados del río podían verse algunos ejemplares de cangrejos de barro. No eran excesivamente grandes pero podrían servirnos como cena.

Decidimos acampar cerca de la orilla. Con varias ramas secas y algunas pieles construimos unos pequeños refugios individuales donde dormir cubiertos. Roggi cazó varios cangrejos de barro que después cocimos en el fuego. Estas criaturas pueden alcanzar un gran tamaño y son realmente voraces. En algunas regiones de Tamriel, estos animales suponen un auténtico problema para los campesinos que habitan cerca de ríos y lagos, pues devoran sus cosechas. El aspecto de estas criaturas era un fiel espejo del sabor de su carne asada al calor de una hoguera.

Mientras comíamos los cangrejos, saqué el mapa para repasar el recorrido de nuestro viaje. Teníamos dos opciones para llegar a Carrera blanca. La primera era cruzar el helado “Paso Pálido” y la otra opción era atravesar un denso y oscuro bosque, un paraje conocido como Roca Cadalso. El Paso Pálido parecía la opción más rápida pero se acercaba mal tiempo y no era buena idea atraversar esas montañas bajo una tormenta. Decidimos atravesar Roca Cadalso. El tupido bosque de esa zona nos resguardaría del mal tiempo, pero no de otros posibles peligros. Era una zona misteriosa. Los viajeros a menudo evitan el paso por ese bosque.

Hablando junto a mi nuevo compañero de viaje, pensé en todos aquellos momentos de incertidumbre en los que había estado vagando sin un rumbo fijo por esta enorme tierra sin saber muy bien que camino tomar. Ahora había comprendido que lo mejor es dejarte llevar por los momentos y las situaciones. Todos encontramos nuestro camino en Skyrim y poco a poco forjamos nuestro destino. Levanté la mirada al cielo y entre las nubes, pude ver algunas estrellas. En ese momento notaba que no me invadía ningún temor. Podía sentir como Talos me daba fuerzas y me guiaba por esta tierra a la espera de nuevas aventuras. Esa noche a pesar de los aullidos de los lobos conseguí descansar.

De pronto desperté de mi sueño, notaba un dolor agudo en mi brazo derecho. Algo presionaba con fuerza mi piel, causándome un dolor punzante. Me incorporé a la vez que levantaba el brazo. Un maldito cangrejo de barro atenazaba mi brazo con su fuerte y enorme pinza. Sujeté su cuerpo, retorciéndolo hasta que por fin me liberó. Después lo lancé con fuerza contra unas rocas. Dirigí la vista al camastro de Roggi. Aun dormía, pero no tardó mucho en despertar pues varios cangrejos correteaban por encima de su cuerpo, incluso alguno se había enredado en su barba rubia. –“Malditos cangrejos”- gruñó Roggi.

Estaba amaneciendo. Recogimos las pieles y emprendimos la marcha, cruzando por la zona menos profunda del río. El suelo era pedregoso y ayudaba a avanzar fácilmente por la corriente, pero el agua fría cortaba las piernas como una enorme cuchilla.

Acabábamos de salir de las aguas, cuando de pronto escuchamos unas voces que se aproximaban. Procedían del interior de la espesura próxima a nuestra orilla. Entre los árboles y la tenue luz de la mañana aparecieron cuatro figuras avanzando lentamente. Vestían armaduras tachonadas, cascos y botas de cuero. Era una patrulla de soldados imperiales y escoltaban un prisionero maniatado. Por sus ropajes parecía un Capa de la Tormenta.

Dos de ellos se aproximaron con sus espadas de acero desenvainadas. No era buena señal. Roggi y yo permanecimos inmóviles, sin perderles de vista.

-“¿Quiénes sois?, ¡no os mováis! ”- gritó el que parecía estar al mando, a juzgar por las pieles que llevaba alrededor de los hombros.

-“Somos viajeros y marchamos hacia Carrera Blanca mi señor” dije rápidamente.

-”¡Capas de la Tormenta más bien diría yo que sois!”- grito el imperial. Las cosas no iban bien. Parecían nerviosos.

-“Os equivocáis mi señor, tenemos negocios que atender en Carrera Blanca y no queremos de ningún modo entrometernos en asuntos imperiales”- dijo Roggi

-“¿Y qué negocios son esos que hacen que vistáis armaduras y empuñéis hachas y martillos?- gritó otro de los imperiales.

-“¡Sucios Capas de la Tormenta parecéis, como este cerdo que acabamos de atrapar. Sabemos que hay un campamento por aquí cerca!” dijo el imperial.

“¡Deponed vuestras armas, os venís con nosotros. Seréis juzgados y condenados por rebelión!” dijo el imperial al mando

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Mis ojos se fijaron en el prisionero. Era un chico. Ensangrentado y herido, el joven Capa de la Tormenta yacía en el suelo junto a los dos imperiales que se habían quedado por detrás de sus compañeros. En ese momento parecía como si se hubiera detenido el tiempo. Los gritos de los imperiales resonaban lejanos en mis oídos. No era consciente del sonido del agua ni del cantar de las aves. Por el rabillo del ojo observé como lentamente Roggi dejaba caer su bolsa de cuero y retrocedía llevando su mano al mango del martillo.

Di media vuelta, dando la espalda a los soldados imperiales. Saqué la daga élfica del cinto y rápidamente volví a encarar al enemigo a la vez que lanzaba la pequeña hoja hacia el soldado. El ataque pilló desprevenido al jefe de la patrulla y la pequeña daga se clavó en su pecho. El imperial calló de espaldas soltando un grito ensordecedor.

El segundo imperial se abalanzó sobre mi, pero un terrible martillazo de Roggi  destrozó media cara  al soldado matándolo en el acto. Uno de los imperiales que estaba con el prisionero, desenvainó para prestar ayuda a sus compañeros pero no llegó a tiempo. Dejé caer mi hacha sobre el cuerpo del jefe de la patrulla, rematándolo de un solo golpe.

El imperial dio un grito y descargó su espada contra mi. Levanté el mango de mi hacha sujetándolo con las dos manos y la hoja de la espada se estrelló en el duro metal enano, momento que aproveché para lanzar una fuerte patada a las partes bajas del imperial, haciéndolo retroceder y desequilibrándolo. Era el instante que aguardaba, levanté mi hacha y descargué un fuerte golpe vertical en el torso de mi enemigo. La hoja del hacha quedó hundida en el costado del imperial y éste se desplomó en el suelo sin vida.

Roggi y yo nos acercamos al último imperial y al muchacho herido que había conseguido levantar la vista al escuchar la pelea. El soldado desenvainó su espada de acero y la clavó fuertemete en el suelo como señal de rendición. Roggi se acercó a él y lo derribó de un fuerte golpe en el rostro con el mango de su martillo. Mi compañero ya se disponía a degollarlo con su propia espada cuando grité: -«¡espera!»-

Roggi me miró, mientras sujetaba al soldado de la barbilla. Tenía las rodillas clavadas en el suelo y sangraba abundantemente por la nariz.

 -«Soldado, ¿por qué te alistaste en la legión imperial ?»-

El hombre me miró desde el suelo. Permanecía tranquilo. No había miedo en sus ojos y parecía asumir su destino con una gran entereza. Tenía la boca llena de sangre pero dijo con voz clara:

Solamente en el ejército imperial y sobre todo en las desdeñadas y pobres filas de la infantería, he econtrado a esos hombres de carácter antiguo que llevan el sentimiento del deber hasta sus últimas consecuencias, sin tener remordimientos por la obediencia, ni verguenza por la pobreza. Hombres sencillos de costumbres y de lenguaje. Orgullosos de la gloria de su reino y despreocupados de la suya propia, mientras compartimos el pan negro que ganamos con nuestra sagrada sangre»-

Me acerqué a él y asiéndolo de su armadura lo puse en pie. Miré al soldado fijamente, le entregué su espada y le dije: –«márchate«-

El imperial me dio las gracias por haberle perdonado la vida y se alejo rápidamente hacia los árboles. Roggi me miró y añadió con cierta pesadez: -«eso no ha sido buena idea»– Mientras, observábamos como el hombre desaparecía en la profundidad del bosque.

Mapa Skyrim

Continuará…

Como siempre suelo decir, jugar a The Elder Scroll’s es algo más que jugar a un videojuego, es vivir toda una aventura, completar una gran viaje y disfrutar de una experiencia única e inolvidable. El jugador alcanza un nivel de inmersión enorme y consigue fundirse en ese mundo paralelo a la realidad. Es como tener una doble vida donde somos nosotros los que decidimos como y cuando queremos terminar esta impresionante historia. Oblivion y Skyrim son dos de los mejores juegos que ha dado esta generación.

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RUBIO

Un videojuego puede ser como un buen libro o una gran película. Siempre digo que existe un juego para cada persona. Si aún hay alguien por ahí que no se ha enganchado a los videojuegos es porque todavía no ha encontrado su juego. Cuando lo encuentras, descubres una llave que abre la puerta a un mundo de diversión y entretenimiento sin igual.

11 comments

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  1. Cejel 27 marzo, 2012 at 13:43 Responder

    Magnifica historia Rubio, mil gracias por compartir tu experiencia y vivencias en esta gran aventura en el mundo de Skyrim.
    Es un lujooo.

  2. RUBIO 27 marzo, 2012 at 15:35 Responder

    Hola Cejel!

    Muchas gracias, me alegra que te hayan gustado las Crónicas. Si te digo la verdad me da un poco de pena dejar de publicarlas, a mi también me gustan.

    Un abrazo!

  3. BladeRunner 27 marzo, 2012 at 22:57 Responder

    No dejes de publicarlas Rubio, son unos relatos excepcionales. Ya sabes que aun no probé el juego ( me voy a autosecuestrar este verano para degustarlo agusto ).
    No deja de sorprenderme lo que se puede hacer en este juegazo mitico ya. The Elder Scroll es un regalo de los cielos. Saludos.

  4. RUBIO 28 marzo, 2012 at 10:26 Responder

    Blade esto de las Crónicas podría alargarse mucho. Tengo escrito en un cuaderno todo el Gremio de los Ladrones y no exagero cuando digo que podrían ser unas treinta entregas. Lo malo es que tiene mucho texto y alomejor os aburre. No sé si realmente parecerá interesante a la gente. A mi me mola escribirlas pero no sé si terminarán cansando.

  5. JUAN ESPIE 25 mayo, 2013 at 11:56 Responder

    ¿SI HE RESERVADO DE ANTES EL GTA V (FEBRERO 2013) ME DARAN LA EDICION ESPECIAL CUANDO SALGA? TENGO MUCHAS DUDAS, YA QUE ME HE ENTERADO HOY DE QUE EL GTA V LANZARA EDICION ESPECIAL. ¿TENDRIA QUE VOLVER A GAME Y RESERVAR EL GTA V EDICION ESPECIAL?

  6. Frankystein 27 mayo, 2013 at 08:24 Responder

    Tendrás que reservar la edición especial seguramente, ve y pregunta, será lo mejor (Y cuidado con esas mayúsculas, respeta el formato de escritura de la página, leerte se te va a leer y responder igualmente)

  7. RUBIO 27 mayo, 2013 at 09:46 Responder

    Lo mejor que puedes hacer es lo que dice Franky, asi no te la juegas y te aseguras tu edición especial.
    Buen trabajo Franky, veo que estás atento como un águila correctora.

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