La Guerra

A lo largo de la historia de la humanidad la guerra se ha definido de diferentes maneras. Algunos la describen como una de las formas de relación entre dos partes más antiguas que se conocen. Otros la contemplan como una experiencia universal que comparten todas las civilizaciones y culturas. El famoso Sun Tzu la describió como el mayor conflicto de estado, la base de la vida y la muerte, el camino hacia la supervivencia o la extinción. El enfrentamiento de dos grupos armados y organizados por el control de un territorio o ciertos recursos. También se ha definido como otra manera de hacer política. De la guerra se ha llegado a decir que es divina y necesaria.

La batalla por conquistar y controlar un nuevo mundo de gráficos hiper-realistas ha comenzado. Una nueva y prometedora etapa del videojuego repleta de posibilidades se abre ante nosotros los jugadores. Una vez más esta es la gran promesa y la excusa para iniciar este conflicto tecnológico, pero lo hacemos con la extraña sensación de que seguimos librando las mismas batallas y jugando a los mismos videojuegos.

Ambos bandos se preparan para una guerra sin cuartel. Los folletos publicitarios y los carteles propagandísticos revolotean por doquier dentro del espacio y el aire virtual, invitando incesantemente a alistarse y a dar el salto. La maquinaria de propaganda oscura y el perverso juego de algunos haciéndonos creer que debemos involucrarnos de inmediato para luchar en esta guerra de intereses, inicialmente sin sentido, funcionan a toda máquina.

Las legiones de jugadores comienzan a desfilar hacia las tiendas y los centros comerciales, como si de enormes ejércitos clon se tratara. A sus largas filas se ha unido otra dañina y hasta hace poco dormida fuerza de ataque, una sub-raza de jugador que responde al nombre de Casual, su capacidad de destrucción durante los últimos años ha quedado de sobra demostrada. Capitaneados por los fanáticos de los símbolos, los colores y las sagas sin sentido que con fe ciega siguen hasta la muerte a un nombre y a una marca como si de una ideología o una religión se tratara. Con ellos arrastran a otros tantos, contagiándolos de una falsa devoción. Mientras, el interés económico y la táctica de comercio son los estandartes que más alto ondean en esta nueva campaña que ya empieza.

PS4 Tank. Imagen: imgur.com

Cada una de las grandes desarrolladoras informa desde su frío cuartel general de que la instrucción para llevar a cabo su malvado plan ha sido completada con rotundo éxito. La fórmula clave, una dosis perfecta de eternas sagas anuales, accesibilidad jugable, potencia gráfica, largas sesiones de multijugador frenético, espectacularidad y acción, mucha acción. Después de cada sesión, inyectar a cada sujeto una pequeña dosis de 50 mg de publicidad barata, 50 mg de hype artificial y de fondo reproducir un bonito y pegadizo tema musical escogido minuciosamente. El Culto al Formato Digital, El Peligro del Mercado de segunda mano y Un Mundo feliz permanentemente conectado son las obras literarias de obligada lectura para los cadetes.

Después de haber ensayado y ejecutado con éxito este proceso durante una larga generación, cada una de las mentes estará preparada para obedecer órdenes, actuar de manera autómata y con completa inercia. El resultado de estas prácticas salta a la vista y su demoledor éxito queda firmemente reflejado, una y otra vez, en las listas de los videojuegos más vendidos. Las tropas también han sido entrenadas con las últimas tácticas en guerra moderna, incluyendo el uso micropagos, la compra de contenidos descargables, suscripciones y la utilización de modelos free to play.

Durante los comienzos de la pasada generación, multitud de casos demostraron que las primeras tiradas de plataformas de entretenimiento individual tendían a explotar junto a su usuario o eran derribadas durante sus primeras incursiones debido a un mal funcionamiento de las mismas. La capacidad para la obediencia sumisa de esta nueva generación de jugadores, propia de los kamikazes y los fanáticos, hace que puedan lanzarse a la batalla y hacia una muerte segura sin apenas rechistar.

Huele a pólvora DLC y el humo de los micropagos ennegrece el rostro y los corazones, ahora ya no huele a napalm por la mañana. En esta ocasión la primera víctima no han sido las carteras, antes de que dieran comienzo los primeros bombardeos de esta nueva generación, tiempo atrás ya se habían confirmado otras bajas, la muerte de los sentimientos y esas emociones que hasta entonces siempre me habían acompañado fielmente en cada salto generacional. En silencio observo las tumbas donde ahora yacen. En sus lápidas el epitafio reza “Los videojuegos se han convertido en un gran negocio»

Console Wars II by Radscoolian

Fue relativamente hace poco cuando la honda expansiva de la avaricia consiguió herir de muerte a la Diversión, enviándola poco después a una fría bolsa de plástico. Yo estaba allí y pude verlo. Desde el suelo observaba inmóvil como el helicóptero de evacuación se elevaba sobre mi, alejándose y llevándosela hacia ningún lugar. El sonido de las aspas de aquel helicóptero controlado por sensores de movimiento resonaba en mi cabeza, haciéndome sentir vacío, lejos del amor y de aquella devoción que hasta entonces había sentido por los videojuegos. Aquel sonido me hizo recordar que pronto tendría que cumplir una nueva misión en ninguna parte o liberar algún reino, de esos que no aparecen en los mapas.

Primero fue la Diversión pero después vino su fiel amiga la Originalidad, esta cayó abatida por las ráfagas continuistas en algún barrizal de la presente generación. Siempre por delante de todos sus compañeros de pelotón, presentándose voluntaria para cualquier misión y siempre sirviendo como ejemplo al resto. Sin duda para ella es la gran Cruz de Hierro al valor.

La Creatividad no corrió mejor suerte que sus compañeras. Durante una sangrienta emboscada en algún lugar de aquella profunda y oscura jungla de modas absurdas y fórmulas repetitivas, desapareció sin dejar rastro alguno. Su estado es «Desaparecida en combate», se cree que podría estar recluida en algún campo de prisioneros a la espera de que alguien de rienda suelta a su libertad, pero en el fondo a casi nadie importa donde pueda estar cautiva. En ocasiones se ha intentado organizar una misión de rescate pero los altos mandos «inexplicablemente» deniegan los medios necesarios para llevarla a cabo.

La Ilusión, el sentimiento más veterano y fuerte de la unidad, a bordo de su potente caza armado con misiles de esperanza siempre surcó el cielo de los deseos luchando con determinación contra el aburrimiento, combatiendo las tendencias, lo excesivamente accesible y todo aquello que de alguna manera pudiera amenazar y destruir este mundo que tanto ama. Alcanzada en numerosas ocasiones por la munición trazadora del enemigo, sus mensajes solicitando apoyo fueron ignorados. Tocada y sin apenas combustible no hay nadie al otro lado que responda a su señal de «Mayday». Con una extraña calma y de manera irremediable se precipita hacia la más profunda monotonía, sin posibilidad de activar el mecanismo eyector que la salve de una muerte segura.

Console Wars. Imagen: 9gag.com

En el fondo, la guerra es la de siempre, son las armas y los métodos los que han cambiado destruyendo poco a poco la magia y el encanto de tiempos pasados. Los fines idílicos de este largo conflicto ahora son más siniestros, alejándose de las épicas gestas de antaño donde se luchaba con emoción simplemente por la gloria de coronar el entretenimiento mediante máquinas que nos hacían soñar con videojuegos únicos, videojuegos diferentes que luchaban entre sí para ver cuál de ellos brillaba con más fuerza, cual nos contaba la mejor historia.

No recuerdo exactamente el momento en el que los medios profesionales comenzaron a apoyar este tipo de tácticas. En cambio, sí recuerdo cuando tiempo atrás sus palabras no solo eran fiables, sino que además de informarnos también enseñaban. Gracias a eso los jugadores no solo leíamos el análisis de ese juego tan esperado, también aprendíamos lo que de verdad era importante en este mundillo. No los culpo y tienen mi respeto, ellos han tenido que desempeñar su propio papel en esta guerra, han tenido que amoldarse a los tiempos que corren pero me han decepcionado enormemente. Yo no soy un periodista profesional, estoy lejos de serlo y quererlo, solamente soy un jugador y todavía recuerdo muy bien lo que hace años estos señores me enseñaban mientras leía sus artículos y reviews en románticas revistas de papel. Aquellas cosas que había que premiar y otras que había que castigar, lo que estaba bien y lo que estaba mal. Ahora es demasiado tarde para intentar convencerme de ciertas cosas, de seguir el juego a las grandes compañías con su dinero y sus sagas de renombre, sus políticas abusivas y todas esas triquiñuelas que hemos estado tragando durante toda una generación. Tal vez ellos no se hayan dado cuenta, pero hace tiempo que dejaron de ser simplemente jugadores, ahora también desempeñan otro papel.

Una vez más me aventuro a decir que el rumbo que parece estar tomando la industria del videojuego no es el que muchos imaginábamos. Es el precio que vamos a tener que pagar por su tremendo éxito y su enorme crecimiento. Una evolución que no podía pasar desapercibida por el gran ojo de la codicia, aquel que solamente busca ganancias y negocios lucrativos. El día en que los analistas de mercado comenzaron a hablar sobre consolas y videojuegos supe que algo malo estaba pasando.

Si amas los videojuegos difícilmente podrás mantenerte al margen, colgar los mandos no es una opción. Igual que un buen día descubriste este bonito mundo y decidiste formar parte de el, también querrás estar presente el día que salte por los aires desmoronándose por completo entre tus manos. Con esto no quiero decir que los videojuegos vayan a desaparecer, pero sí que podrían terminar convirtiéndose en algo tan diferente a lo que un día conociste que termines por no reconocerlo y lo que es peor, llegar a renegar de ellos.

Es cuestión de tiempo, unirse a esta nueva batalla es algo que terminarás haciendo antes o después. De momento y al igual que harán otros cuantos jugadores, decido unirme a la resistencia, armado con los últimos cartuchos de Xbox 360 y PlayStation 3. Pienso defender mi posición con el polvorín de aquellos videojuegos que nunca llegué a probar, desenfundaré algunas de las joyas del catálogo Indie y realizaré ataques selectivos con mi flamante Wii U. Todo ello mientras observo la línea del frente donde aguarda un futuro incierto. Imposible no echar un vistazo atrás mientras recuerdas tiempos mejores, pues el pasado no es peso ni traba, sino afán de recordar lo mejor. La nueva generación puede esperar.