Descubrir vida inteligente más allá de nuestro planeta es una ardua aventura que el ser humano perseguirá sin cesar, sin embargo la nueva película de Daniel Espinosa, Life, define con tres palabras la conclusión a la que llegaría la humanidad después de hallar vida en Marte: «Estábamos mejor solos»
La tripulación de la Estación Espacial Internacional lleva a cabo el descubrimiento más importante de la humanidad, encontrar la primera evidencia de vida en el planeta Marte. A medida que avanza su investigación, los métodos y como es habitual, el factor humano, provocan una consecuencia inesperada en la pequeña forma de vida hallada en el planeta rojo.
Es evidente que nos encontramos ante una especie de hijo bastardo de Alien, una especie de tributo personal del director al clásico de Ridley Scott que se apoya en la belleza visual de sus efectos y en la casi siempre efectiva fórmula del alien asesino que todo lo puede dentro de una nave espacial frente al desconocimiento y la ingenuidad humana.
La película no está mal pese a sus evidentes problemas de ritmo, ya que de pronto todo comienza a ir demasiado rápido y da la sensación de que el reparto y muchas de las situaciones podrían haberse aprovechado un poco más. Los seguidores del terror espacial disfrutamos con esos momentos de pavor y los ambientes claustrofóbicos, que con acierto sabe plasmar sobre todo en sus primeros compases, después se las apaña para mantenernos entretenidos sin más.