Blade Runner a la española
Año 2044. La Tierra se ha convertido en un desierto radiactivo (¿en serio? no me lo puedo creer). Jacq Vaucan, agente de seguros de la corporación cibernética ROC, está a punto de ser padre. Vaucan investiga una serie de extraños casos que involucran a Autómatas que han trasgredido sus protocolos de seguridad. Lo que en principio parece un expediente rutinario arrastrará a Vaucan a ser testigo de acontecimientos determinantes para el futuro de la Humanidad.
La civilización ha caído en un proceso de regresión tecnológica. Las alteraciones atmosféricas han inutilizado los sistemas de comunicación. En este ambiente de temor la corporación ROC creó el modelo Pilgrim 7000, robots primitivos diseñados para construir los muros y las instalaciones que protegen las escasas ciudades. Estos autómatas son controlados por los humanos a través de dos protocolos: el primero de ellos impide que un robot haga daño a cualquier forma de vida y el segundo impide que un robot se altere a si mismo o a otro robot. Estos protocolos sirven para proteger al humano del autómata y son inalterables. Hasta ahora.
Siempre intentamos ser lo más directo posible, tanto en videojuegos como en las últimas pelis que nos tragamos. Autómata no es una película buena. La cosa empieza bien, su ambientación inicial calcada al clásico de Ridley Scott, Blade Runner, hace que durante la primera hora estemos a punto de pensar «ole, pedazo peli sci-fi made in spain» Pero esa frágil ilusión se desmorona por culpa de las incongruencias de su guión, que poco a poco van apareciendo y sobre todo cuando el director decide trasladar la acción a ese desierto futurista y radiactivo. A partir de ahí la cosa empieza a flojear cada vez más y termina con un final que deja la inquieta mente del espectador repleta de molestas preguntas sin respuesta.
Sin embargo, una gran verdad es que siempre resulta mucho más fácil hablar de las cosas malas que intentar sacar algo positivo de todo esto. El cine español ha mejorado en los últimos años y Autómata es un ejemplo de ello si nos ceñimos por ejemplo a su trabajo visual, que resulta bastante chulo.
Se agradece que de vez en cuando podamos ver películas nacionales diferentes y que se alejen de nuestros temas comodín: la Guerra Civil, posguerra, quinquis y otros personajes grotescos, guarradas, etc. Puede que no sea un peliculón pero es una apuesta valiente de nuestro cine en el amplio sector de la Ciencia Ficción, un género donde las películas, por malas que sean, siempre encuentran a su admirador particular.