Bienaventurado sea el peregrino que camina por Cvstodia con el peso de la culpabilidad sobre los hombros. Nadie está libre de pecado. Todos debemos aceptar el divino castigo. La culpa será nuestra fortaleza y nuestra debilidad, nuestra salvación y nuestra condena. Solo aquellos que persiguen la redención a través del sufrimiento encuentran el misterio y la gracia del Milagro. El dolor es la única y verdadera señal de arrepentimiento. Así lo quiso el Milagro. Así sea.
Cvstodia es una región gestada en la mórbida imaginación del estudio andaluz The Game Kitchen. Todos aquellos que hayan vivido con las tradiciones y con las creencias de la península ibérica encontrarán una esencia demasiado familiar en este juego. El folclore, el carácter y la historia de Cvstodia otorgan a Blasphemous una naturaleza peculiar.
Plagada de conceptos e iconografía del catolicismo medieval, esta obra nos traslada a un mundo de santos, mártires y beatas de domingo. Sin embargo, tal atrevimiento no llega a ser blasfemo. The Game Kitchen, sin querer profundizar en la cueva de su influencia, ha creado un mundo de fantasía donde se escucha el eco de un catolicismo visceral. En Cvstodia, con sus leyendas, habitantes y localizaciones, se encuentran reminiscencias de la España de confesionario, de procesión y flagelo. Con todo y con eso, solo son ecos.
El trato de cualquier religión mayoritaria en los medios audiovisuales es siempre objeto de controversia. En el caso de un videojuego que represente ciertos conceptos e iconos, la polémica alcanzaría un nuevo rango. Imaginemos que los sevillanos, en lugar de inventar una mitología con raíces católicas, hubieran tomado nombres, reliquias o imágenes sacadas directamente de un santoral – por ejemplo, el brazo y el corazón de Santa Teresa. Aunque hablemos de un mundo ficticio, un divertimento, sería complicado desarrollar un juego de esta envergadura sin provocar la ira del rebaño del señor. Sin duda, la fe de los pueblos merece respeto. Para los creyentes, el credo transciende a la propia vida y no debe frivolizarse. Aun así, para aquellos que disfrutan del folclore en todas sus variantes, ciertas representaciones, en cuanto tienen de ficción y análisis de una realidad, no supondrían una afrenta a las creencias. Si tu ojo te ofende, sácalo y expúlsalo de ti.
El arte del juego capta el sobrecogimiento, el fervor y la belleza de las manifestaciones católicas. Enemigos, objetos y paisajes demuestran un gran talento gráfico y narrativo. Las imágenes mostradas en Blasphemous quedarán grabadas en nuestra mente durante algún tiempo. Lo primero que llama la atención es el diseño del personaje: un peregrino ataviado con un capirote -parte de los trajes que usan los nazarenos en la Semana Santa española-, un rosario y la espada Mea Culpa, forjada en sangre y culpabilidad.
Con la espada y el rosario en mano, el peregrino combate contra las diferentes abominaciones mediante fervor religioso, paradas y esquivas. Mea Culpa puede ser modificada a través de engarces en forma de corazón que otorgan tanto mejoras como penalizaciones a los atributos del personaje. Además, el peregrino consigue lágrimas de enmienda al derrotar enemigos. Las lagrimas se utilizan para aprender nuevas técnicas y desarrollar el poder de Mea Culpa. Al morir, el peso de la culpa se acumula y reduce la ganancia de lágrimas de enmienda y el fervor. Para recuperar los fragmentos de culpa hay que regresar al lugar de la derrota.
Según nuestra capacidad de exploración, encontraremos nuevas habilidades en forma de cuentas para el rosario y aprenderemos plegarias que funcionan como hechizos de ataque y defensa. Para las plegarías, se utiliza el fervor, conocido como maná en otros mundos de juego.
Estas características permiten personalizar al peregrino en cierta medida. No obstante, la misma extraña familiaridad que produce inquietud en el diseño artístico, puede resultar anodina en la parte jugable. Si somos jugadores habituales, no vamos a encontrar nada nuevo en este apartado. Este comentario no debe tomarse como un punto negativo del propio juego, pues es una delicia de jugar y las mecánicas funcionan. En los últimos años se han publicado infinidad de juegos asentados en el mismo género, conocidos y explotados Metroidvanias. Esta abundancia influye en Blasphemous.
Quizá, uno de los pecados de este videojuego es haber llegado un poco tarde a la ceremonia. Si has jugado a The Messenger, Hollow Knight, Sundered, Bloodstained u otro juego semejante, reconocerás obstáculos, distribución de las plataformas y los patrones de los enemigos. Esto puede ocasionar la sensación de haber jugado a Blasphemous anteriormente, pero no quiere decir que las mecánicas no sean apropiadas. La genialidad en The Game Kitchen se encuentra en el diseño artístico y la personalidad de su arte.
La banda sonora está a la altura del diseño gráfico. Guitarra española y pianos se unen en sutiles melodías, mientras que composiciones con mayor instrumentación acompañan en los momentos oportunos. De nuevo, sentiremos una cierta intimidad con estas composiciones que traen a la mente coplas, seguidillas y tarantos. Es un pecado mortal que las voces no estén en español, pues el inglés disminuye la ambientación de Blasphemous. La atmósfera hubiera ganado personalidad a través de diálogos narrados con acentos de la península.
Esta comedida blasfemia nos invita a reflexionar sobre ciertas costumbres y creencias con un arte impecable. El diseño es su virtud principal; y las mecánicas, aunque algo trilladas, son agradables. Sorprende que no haya más desarrolladores de videojuegos tanteando la influencia y la inspiración que surge de la tierra española, abundante en folclore, costumbrismo y misterio. Allí habrá una calzada, un camino, y será llamado camino de Santidad, el inmundo no transitará por él. Oremos por más videojuegos que desprendan la terrible belleza de nuestras tradiciones. Amén.
No soy muy aficionado a los Metroidvanias pero el diseño Made in Spain de Blasphemous jugando con las tradiciones, creencias y el folclore me resulta atrayente, así como el aspecto de su protagonista, original y con mucha personalidad. Lástima que las voces estén en inglés, un título forjado en nuestra tierra debería incluirlas si o si. Sin embargo, el detalle que finalmente hace que no me lance a jugarlo es que resulte difícil y caro hacerse con una edición física. La ocasión lo merece. Un texto soberbio, Belmont.
Buen texto.
A mí me gustó más Blasphemous que The Messenger y que Bloodstained. Incluso más que Ori and the Blind Forest. Eso sí, menos que Hollow Knight, que me parece mejor que Super Metroid y del mismo nivel que Symphony of the NIght… nada menos. De lo mejor de la gen y un juego que hay que jugar.
Respecto a la voces, acaba de salir un parche con el doblaje en castellano, entre otras, con la voz de Alfonso Vallés.
Gracias por los comentarios.
El doblaje al castellano es una noticia estupenda. En cuanto salga la expansión gratuita volveré a disfrutar del juego.
Rubio, ya no tienes excusa para jugar. El precio de este juego en digital es un regalo, no te impide hacerte con la versión física en un futuro.
Blasphemous me resulta más entretenido que los otros títulos. Hollow Knight, siendo una obra maestra, me daba pereza y tardé un tiempo en completarlo. En cuanto a Bloodstained, me gustó mucho más Curse of the Moon. La segunda parte de The Messenger, cuando el juego se transforma en otro Metroidvania, me parece un poco aburrida.
Estoy de acuerdo con Voyevodus, para mí Blasphemous es una joya. Para otros jugadores, sin embargo, puede resultar un poco simple, si lo comparan con Hollow Knight, por ejemplo.
Saludos.
Sin duda es un juego de esta generación q merece ser reconocido y encima MADE IN SPAIN
Un análisis que te atrapa desde la primera a la última palabra. ¡No podría estar mejor escrito, Belmont! Si es que me han entrado ganas de pillármelo para Switch (creo que es la mejor consola para este tipo de Indies).
Sigo pensando que ninguno de estos juegos superará a Super Metroid, que es casi la perfección, pero disfruto mucho con ellos. Sí que es cierto que Hollow Knight se me terminó atragantando un poco por la dificultad, pero sigues adelante por el apartado artístico que es una maravilla. Y al que me gustaría jugar es a Ori and the Blind Forest porque me parece uno de los grandes tapados de la generación.
Y no era consciente de que tenía tanta inspiración de nuestro folclore y eso me llama mucho, es tan rico y a veces tan oscuro que tampoco sé como no le dan más juego. Aunque bueno, que nos dedicasen (a su manera) RE4 es para ponernos una medalla jajaja.