Warhammer 40K esconde un trasfondo con capacidad suficiente para expandirse más allá de tableros, miniaturas y códex. Su universo de ciencia ficción, creado en 1987, atesora un conjunto de historias, datos y personajes harto interesantes. Este análisis de Space Marine 2 ahonda en los detalles de uno de los juegos de acción en tercera persona más destacados de 2024.
En 2011, Relic bendecía a los hijos de Ultramar con la primera entrega: Warhammer 40000: Space Marine. Una recreación correcta de una licencia que narra una era lejana de guerra constante. El Imperio de la humanidad se extiende a lo largo de la galaxia, siempre bajo la amenaza de alienígenas hostiles en sus fronteras y traidores herejes en su interior.
Un buen regalo de la forja
Warhammer 40000: Space Marine 2 no inventa nada. Sin embargo, sus creadores han puesto empeño en ofrecer una digna secuela. Ciertamente, han fortalecido virtudes y pulido algunas aristas del primer juego. Saber Interactive ha puesto especial cuidado en la recreación de cada escenario. Técnicamente, hablamos de un título notable donde cada nivel es una auténtica demostración de diseño. Los mapas, aunque lineales, transmiten sensación de profundidad y grandeza. Los fondos, inalcanzables, resultan una fiel demostración de ese mundo oscuro y brutal. De igual forma, muchas secciones sorprenden por la cantidad de enemigos y distintos efectos visuales en pantalla. Todo un despliegue de medios en armonía, sin fallos de rendimiento.
La voluntad del Omnisiah
Space Marine 2 divide su experiencia en tres partes. La campaña es la opción principal, con una duración aproximada de 10 horas jugando en modo normal. La mecánica del juego resulta sencilla. Básicamente, todo se reduce a superar niveles acotados masacrando hordas de enemigos. En algunos momentos de calma despejamos el camino apartando un objeto del escenario para pasar al siguiente nivel y en otros recogemos munición o armas nuevas. Así mismo, la historia toma forma mediante trabajadas cinemáticas que en más de un momento deleitan al fan, sobre todo en la recta final del juego.
No obstante, esto no quiere decir que el juego sea fácil. Su funcionamiento está basado en el combate cuerpo a cuerpo, el bloqueo y disparo en tercera persona. En ese orden de importancia. Las ejecuciones permiten recuperar parte de la salud. Los niveles más altos aprietan de forma considerable y la esquiva resulta esencial.
Además de la campaña, disponemos de seis operaciones para jugar en solitario o en modo cooperativo para tres jugadores. Estas misiones, paralelas a la historia, permiten escoger diferentes clases de Ultramarine. El sistema de progresión incluido engancha, las misiones amplían la duración del juego y resultan un complemento interesante. Al final de cada partida obtenemos experiencia, recompensas y ventajas según la clase escogida. Estas operaciones pueden jugarse una y otra vez, permitiéndonos acumular experiencia con una clase y arma determinadas. Así mismo, podemos personalizar el personaje con emblemas de distintos capítulos.
El competitivo presenta el clásico modo conquista y eliminación. Las distintas clases marcan la diferencia en los combates. Posiblemente, la modalidad más simple y directa. Asalto, Vanguardia, Pesado, Bastión, Estratega y Francotirador, todas cuentan con su árbol de habilidad diferenciado. Las armas incluyen dos vertientes para evolucionar: una mejora su rendimiento, la otra su apariencia.
Herejía y corrupción
Space Marine 2 posee una estructura narrativa de hace dos generaciones. Por supuesto esto no es un defecto. Un estilo parecido a Max Payne 3 o The Last of Us. Sin embargo, no llega a su nivel ni al referente de los Hack and slash, God of War. Ciertamente, no busca competir directamente con exponentes del género. La comparativa directa con Gears of War parece su maldición pero no demuestra complejos. Su jugabilidad ofrece diferencias, al igual que ocurría con el Space Marine de 2011. Sin embargo, sí podría aprender algo sobre la variedad de situaciones que ofrece la saga de Epic.
La segunda venida del Teniente Titus lleva la interpretación de Warhammer 40,000 a un nuevo nivel. Pero más allá del músculo gráfico y un puñado de acertadas novedades continua arrastrando algunas taras del primer juego.
Algunas son apreciaciones personales, otras resultan evidentes. El recurso de apartar un obstáculo que bloquea el paso para camuflar una zona de carga, un detalle que chirría en estos tiempos. En su favor debo decir que al menos ofrece variedad de objetos. No puedo decir lo mismo de la cantidad ingente de ascensores que usamos durante la partida. Por otro lado, podrían haberse incluido sencillas animaciones de apertura en baúles de munición y para las cápsulas donde recogemos armas. Seguramente, son pequeños detalles arcaicos que no afectan a la experiencia pero llaman la atención en un título que constantemente se esfuerza por sorprender visualmente.
De igual forma, resulta llamativo cuando alternamos el arma a melé con un bólter. El personaje hace «desaparecer» un martillo de gran tamaño ante los ojos del jugador. ¿Tanto sacrificio suponía dejar colocada el arma secundaria en la espalda del protagonista?. Una vez más, detalles propios de una época pasada.
Que el Emperador nos perdone
Posiblemente, el mayor defecto sea la poca variedad de situaciones. Teniendo en cuenta la riqueza de su lore, podrían haber incluido infinidad de tesituras extraídas de cualquier reglamento, códex o novela. Un asalto a bordo de un tanque Repulsor, una fase protagonizada por un poderoso Dreadnought, incluso alguna misión aérea pilotando un Stormtalon. Existen cantidad de ejemplos que podrían haber inspirado diferentes momentos para enriquecer aún más la experiencia. Transmite una sensación conformista en este aspecto. De hecho, esta segunda parte desarrolla un ritmo de acontecimientos muy similar a Space Marine. El comienzo y el final de ambos juegos son muy parecidos.
Del mismo modo, podría fidelizar aún más con su universo. No ahonda demasiado en el origen de todo. Hubiera estado bien incluir una breve cinemática introductoria, explicando la historia del Imperio, el origen de los Astartes, las razas xeno, el germen de la herejía y el Caos. Únicamente al final del juego, gracias a una aparición estelar, experimentas cierto impulso por abarcar un poco más allá dentro de este gran relato. Por ello, desarrollar un poco más la faceta cinematográfica favorecería la inmersión.
Por otro lado, echo en falta una banda sonora memorable. Las melodías, apenas acompañan durante la partida y aunque no es rotundamente necesario, un buen repertorio de canciones épicas conducirían muy bien ciertos momentos. Igualmente, la variedad de enemigos brilla por su ausencia y los enfrentamientos contra jefes resultan escasos.
En el despiadado universo del lejano futuro solo hay guerra
Estas críticas son realizadas completamente en positivo. Como apasionado de los juegos de acción y del mundo WH40K, aprecio y aplaudo este nuevo empeño por escenificar su mundo. Por lo tanto, también resulta importante destacar el margen de mejora, analizar aspectos que pueden desarrollarse más y otros que podrían ponerse sobre la mesa en el futuro. Como resultado, tenemos un juego directo, sencillo y divertido, con un ejercicio de diseño brutal. Space Marine 2 ha sido un éxito en toda Europa. Espero con entusiasmo el anuncio de una tercera entrega. Entre manos tenemos un arma reliquia con munición suficiente para conseguir una gran serie. Que el Emperador los guíe.
No he jugado la primera entrega pero he comprado este. Para mi gusto me faltan combos, ejecuciones y movimientos cuerpo a cuerpo y más teniendo en cuenta que tiene más de hack que de third person shooter. La recreación de universo de 40K me parece fabulosa.