Hace dos años, un equipo formado por antiguos componentes de la clásica compañía Irem se propuso desarrollar la nueva entrega de uno de los videojuegos de marcianitos más populares de los salones recreativos. Aunque los shmups o mata marcianos no gozan de un público mayoritario, Granzella consiguió el apoyo entusiasta de los incondicionales del género a través de un crowdfunding y volvió a lanzar al espacio la R-9A Arrowhead para enfrentarse al Imperio Bydo una vez más. En este breve análisis de R-Type Final 2 comentamos el resultado del proyecto
Antes de reseñar los aspectos más destacables de esta nueva entrega queremos señalar las tres opciones de compra a nuestra disposición. Podemos optar la versión digital, la versión digital con el pase de expansión o la versión física. Esta última incluye un breve libro con los diseños del videojuego y un CD con la banda sonora por el mismo precio base que la versión digital, por lo que nos parece la opción más recomendable a no ser que encuentres alguna oferta.
La jugabilidad en R-Type Final 2 se mantiene en la línea que fue marcando la saga siendo similar a la de las dos primeras entregas en cuanto al diseño de las fases. Debemos esquivar proyectiles y diversos obstáculos del entorno mientras derrotamos las oleadas de enemigos con la ayuda de la Fuerza, una unidad satelital construida con materia Bydo que podemos acoplar en la parte frontal o trasera de nuestra nave. El buen control de esta esfera tan característica de la saga puede marcar la diferencia entre el éxito o el fracaso en nuestra misión. Además, podemos potenciar el tipo de armamento al recoger orbes de diferentes colores, cargar el disparo, acumular energía colisionando la Fuerza con enemigos y aumentar o reducir la velocidad de la nave.
A pesar de la potencia de fuego y la habilidad de cada uno para esquivar balas, la memorización de cada fase es nuestra principal aliada. R-Type Final 2 exige al jugador conocer cada fase al milímetro para avanzar, pues un movimiento erróneo puede costar la partida. A diferencia de entregas anteriores en la cuales al morir era toda una hazaña completar la fase y nos obligaban a reiniciar la partida, la mayoría de los puntos de control en Final II donde aparecemos tras perder una nave permiten recuperar parte de la potencia de fuego para completar la fase.
El diseño de las fases y los enemigos sigue con esa estética que recuerda a H.R Giger, mezclando materia orgánica y componentes tecnológicos. Aunque el juego no destaque por su calidad gráfica, los escenarios son variados e interesantes y propician situaciones de auténtico infarto.
En cuanto a la duración, a partir de la quinta fase tenemos que elegir una ruta para continuar, lo que abre diferentes opciones para volver a jugar una partida. Pero eso no es todo, tras completar una fase conseguimos diferentes recursos para desbloquear trajes, posturas y nuevas naves. R-Type Final 2 cuenta con 99 naves en su hangar con diferentes variaciones no solo estéticas, sino de armamento, Fuerza, tamaño, etc. Cada modelo cambia las estrategias que debemos usar para completar el juego, siendo algunas más aptas que otras para determinado tipo de fase. Además, el juego cuenta con dos pequeñas expansiones de pago que incluyen dos nuevos escenarios cada una.
R-Type Final 2 es exigente y quizás frustrante para jugadores recién llegados a este género, sin embargo, los diferentes modos de dificultad permiten que cualquiera pueda disfrutar de este título y adentrarse sin miedo en los confines de la galaxia.
En definitiva, Granzella ha desarrollado una gran continuación para la saga R-Type que no defraudará a los más fervientes seguidores. Quizá no impresione como lo hizo Delta en PS1 en su día o no contenga grandes innovaciones, pero es una compra obligada para todo aquel que disfrute con este género.
Pues igual le doy una oportunidad más adelante. Vengo de repasar el ThunderForce IV y me pica el gusano.
Buen análisis tío.
Gracias, Voye. A mí me ha gustado el juego, si puedes dale una oportunidad. Thunderforce IV, una maravilla.
Siempre me han gustado los «matamarcianos» porque me parecen esencia pura del videojuego. Recuerdo estar jugando en SNES a Super R-Type y disfrutar y frustrarme a partes iguales siendo niño. Y, por lo que has contado Belmont, seguro que con este R-Type Final 2 me pasaría lo mismo 25 años después.
Tengo ganas de probarlo pero para saber cómo han evolucionado estos juegos. Gráficamente me parece bastante atractivo y si la jugabilidad acompañada puede ser un caramelo. Eso sí, seguro que la dificultad ha bajado respecto a los clásicos, cosas de los videojuegos de ahora…
¡Genial análisis, amigo! 😀