¡CRASH!
Los videojuegos de carreras a menudo tienen nombres atractivos que invitan a pisar fuerte el acelerador. Burnout 2: Point of Impact es un buen ejemplo. La segunda parte de la franquicia creada por Criterion ofrece un festival desenfrenado de emocionantes carreras y espectaculares colisiones.
La velocidad es un ingrediente antiguo en esta forma de entretenimiento. No obstante, en un videojuego de conducción salirse de una curva o chocarse con un objeto de la pista habitualmente supone una molesta interrupción en el clímax generado por la concentración y la adrenalina de la competición.
Burnout convierte el fallo del jugador en algo espectacular, se recrea con ello y lo transforma en una seña de identidad. El objetivo no es otro que conducir en una carrera a toda velocidad y llegar a la meta lo más rápidamente posible, pasando por una serie de puntos de control. Sin embargo, la forma de conducir los diferentes vehículos es trepidante y el jugador debe arriesgarse con peligrosas maniobras para rellenar el turbo que propulsa el vehículo durante unos valiosos segundos. En ese momento la banda sonora sube de volumen, alentándonos a encadenar peligrosamente un turbo tras otro mientras sorteamos el tráfico de las autopistas.
Ajustados adelantamientos, saltos, derrapes o recorrer el carril contrario esquivando vehículos incrementa nuestra puntuación y aumenta el medidor de turbo, pero también multiplica las posibilidades de sufrir un accidente. Cuando esto ocurre, inmediatamente después del impacto, contemplamos la animación del choque desde una perspectiva más alejada. Prácticamente al instante, y por arte de magia, regresamos a la carretera con la correspondiente penalización en el crono y una más que probable pasada de nuestros rivales.
En el año 2002 Burnout 2: Point of Impact destacaba técnicamente y en plena actualidad es un videojuego que ha envejecido genial. El motor gráfico muestra 60fps y una poderosa sensación de velocidad a través de variados escenarios plagados de detalles con texturas en alta definición. En este último aspecto recorremos autopistas de ciudades costeras repletas de tráfico, amplias calles urbanas y bellos puertos de montaña con peligrosas curvas.
Los vehículos están inspirados en modelos conocidos pero muestran un modelado bien trabajado, plasmando gran cantidad de efectos de luz sobre la carrocería, tubos de escape escupiendo humo e intermitentes que se activan automáticamente para señalar la trazada de las curvas improvisadas durante el recorrido.
Criterion incluyó diversos modos de juego además del clásico campeonato y el Time Attack, entre ellos una modalidad Persecución donde nos ponemos al volante de un coche patrulla con el objetivo de acabar con el coche a la fuga. No obstante, si hay una alternativa capaz de rivalizar en diversión directamente con el modo principal, sin duda es el modo Crash. En esta vertiente la espectacularidad de los accidentes brilla de verdad, poniendo a nuestra disposición varios puntos clave de los escenarios del juego, como intersecciones de avenidas y autovías con varios carriles donde sembrar el caos. El propósito es provocar un enorme accidente en cadena para conseguir puntos implicando en el siniestro el mayor número de vehículos posible con un solo intento. Cuando esto sucede, da comienzo una secuencia en cámara lenta donde podemos ver nuestro vehículo destrozado, envuelto en una nube de humo, chispas y otras partículas en movimiento con pedazos de la carrocería esparciéndose por la carretera, mientras desencadenamos una colisión múltiple con el resto de vehículos.
Nuestras hazañas al volante, como los mejores tiempos y las grandes colisiones que provocamos, quedan registradas en un interesante sistema de puntuación que recuerda a las tablas de clasificación de las clásicas recreativas. Tenemos que introducir nuestro nombre siempre que logremos un hito, premiándonos con una medalla de oro, plata o bronce. Ideal para picarse con los amigos y comprobar quién es el mejor haciendo buenos tiempos o provocando accidentes.
Reconozco que siento debilidad por los juegos de conducción directos y sin complicaciones. En este aspecto Burnout 2: Point of Impact es un arcade muy recomendable casi 20 años después de su lanzamiento, posiblemente uno de los títulos más notables en su género durante la sexta generación de consolas. La endiablada sensación de velocidad, la fluidez de sus carreras y sus espectaculares accidentes siguen divirtiendo y enganchando como el primer día. Como bien se indica en las instrucciones del juego ¡Esto se queda sólo para vivirlo en tu pantalla y no en las carreteras!
Recuerdo jugar uno en tu casa. Imagino que sería este. Vicio puro.
Cuando quieras recordamos viejos tiempos con unas carreras o un modo crash, Voye.
tremendo juego! de vez en cuando, de año en año, aún le saco el polvo a la vieja xbox y me paso unas cuantas semanas dándole tanto a este como al Burnout Takedown. Increíble diversión y sensación de adrenalina!
Es un buen videojuego de carreras, adictivo, directo y muy divertido. Y si lo juegas en compañía las risas y los piques están asegurados. Al igual que tú, cada cierto tiempo conecto mi GameCube para echarme unas cuantas partidas.
Un saludo Novembre.
Los juegos de carreras son de mis favoritos y cualquiera de ellos firmado por Criterion me parece una maravilla. Recuerdo jugar a la primera parte de esta saga y en su momento me impresionó pues yo venía de Gran Turismo. Me recordaba un poco a Metropolis Street Racer pero más bruto.
Criterion se coronó con este estilo de conducción creo que con Need for Speed: Most Wanted. Me parece el mejor NfS hasta la fecha, pero eso es algo muy personal.
¡¡Un texto genial como siempre, amigo!! 😀