Nunca olvidaré la primera vez que inserté el cartucho de Donkey Kong Country en mi Super Nintendo. En aquel instante me pareció que jugaba con algo que estaba a años luz de otros videjuegos del momento, sensación a la que Rareware terminaría malacostumbrándome con cada una de las obras que alumbraría en los años venideros.

Esta maravilla de Nintendo sigue cautivando como el primer día, atesora aún ese aspecto moderno y rompedor gracias a sus gráficos 3D prerenderizados, impresionantes en 1994 corriendo sobre una máquina de 16 bits gracias al proceso Advanced Computer Modelling (técnica que también utilizaría Killer Instinct) Es un juego que aguanta el tipo de manera genial con el paso del tiempo, sin tener nada que envidiar a todo ese repertorio plataformero actual que tanto se esmera por replicar las sensaciones de los clásicos de antaño con apariencias 2D hiper-vitaminadas.

Donkey Kong Country marcó un antes y después en el Cerebro de la Bestia pero su apartado gráfico no es el único valor que le confiere la consideración de obra maestra. Recorrer los niveles de cada una de las fases que completan la isla Kong, con sus peculiaridades, secretos y los jefes finales, resulta una emocionante aventura de plataformas repleta de personalidad, diversión y sentido del humor. Protagonizada por supuesto por Donkey Kong y presentando a su nuevo compañero, Diddy Kong.

El diseño de sus niveles cuenta con mucha variedad y buen hacer, sus distintos ambientes son capaces de generar un gran poder de inmersión, efecto que se potencia gracias al uso magistral de los sonidos, la música y las animaciones de los personajes. La posibilidad de volver a recorrer y repetir fases anteriores siempre que nos apetezca junto a una curva de dificultad cada vez más exigente conforme avanzamos, hacen de la isla Kong uno de los mapas más geniales que podemos encontrar en la época de los 16 bits.

Donkey Kong Country puede considerarse uno de los mejores plataformas que existen, uno de esos videojuegos tremendamente adictivos que además consigue envolverte con su magia gracias al encanto y la maestría con la que plasma su mundo y los personajes que aparecen en el, haciéndolo parecer vivo. Sin duda todo un imprescindible, uno de esos videojuegos que debes jugar antes de morir si aún no lo has hecho.