Siempre sonrío cuando de forma inesperada viene a mi mente Dynamite Cop, uno de los primeros juegos que tuve para mi catálogo de Dreamcast en 1999. Es un videojuego que dura poco, muy poco de hecho. Sin embargo, este detalle no evita que tenga distintos finales, tres protagonistas para escoger, rutas alternativas, quick time events que alteran el transcurso de la acción, gran variedad de escenarios interactivos, explosiones, piratas modernos muy horteras y muchos, muchos golpes. Dynamite Cop es pura diversión arcade, un colorido beat’em up nada serio que rezuma todo ese sentido del humor exagerado tan propio de los noventa y sus películas de acción.

Tres miembros de las fuerzas especiales tienen la misión de rescatar a la hija del presidente de los Estados Unidos, la cual ha sido secuestrada durante un crucero. Esta es nuestra misión y el pretexto para liarnos a golpes con una banda de piratas terroristas en lugares tan habituales como extraños. La cubierta de un crucero, un casino, un gimnasio, vestuarios, una isla, una sala de baile, una peluquería, mazmorras… tan pronto estaremos partiéndonos la cara contra un gigantesco chef de sushi en una cocina, como pegándonos con un pulpo gigante en una especie de sala industrial.

Nada es serio en Dynamite Cop y constantemente se encarga de demostrarlo con sus excéntricos personajes (incluyendo a la hija del presidente, que es terriblemente fea). El repertorio de objetos y armas que puedes emplear contra tus enemigos tampoco se queda atrás. Podemos utilizar desde un subfusil MP5, pasando por katanas y bazookas, hasta una lámpara de pie, una aspiradora, incluso un bote de pimienta. No te extrañe si terminas repartiendo golpes con una brocheta de carne a una pareja de ninjas, todo esto mientras contemplas como tu uniforme va destrozándose con cada golpe que recibes hasta quedar en calzoncillos y lleno de moratones.

Si a lo citado anteriormente sumas un modo cooperativo para dos jugadores este juego se convierte en pura droga. Resulta ideal para pasar una tarde divertida y si decides disfrutar de la experiencia a dos mandos Dynamite Cop reserva una tremenda sorpresa final. Después de liquidar al malvado cabecilla de los piratas, la hija del presidente, muy cuca ella, reclama que debe demostrarse quién de los dos jugadores es el mejor. En ese momento, de forma inesperada genera una extraña pero emocionante sensación al tener que enfrentarte a muerte con tu compañero, ese que ha estado guardándote las espaldas durante toda la partida. Qué cosas tiene la hija del presidente… terminas cogiéndola mucha manía a la pobre.

Solamente hay una cosa que este juego no se toma a risa y es las ganas de hacértelo pasar bien concentrando todo esto en una partida de apenas 20 minutos. Pura magia arcade.