Aún recuerdo cuando vi por primera vez una Game Boy, me la enseñó un amigo de la pandilla y enseguida me quede fascinado, quería jugar a todas horas, por lo que al pobre chaval le acosé durante todo un verano. Yo lo tenía muy claro ¡quería una Game Boy! Eso sí, me costó lo mío convencer a mis padres, pero finalmente accedieron a mis deseos, y os aseguró que fui el niño más feliz del mundo.
Todavía hoy la conservo junto a los cartuchos de sus juegos y los grandes recuerdos a su lado. Pero los tiempos han cambiado, y los niños de hoy están acostumbrados a manejar las nuevas tecnologías, y no se quedan tan prendados de esta máquina como lo sigo estando yo a día de hoy. La prueba de ello es este vídeo, donde los chicos de TheFineBros presentan a estas nuevas generaciones la clásica Game Boy.
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Desde hoy mi idolo es el niño de la camisa a cuadros y cabeza tamaño industrial, dandole hostias a la pantalla a ver si es tactil.