Turok Wiki

Turok 2: Seeds of Evil, 1998

En los videojuegos encontramos a nuestro alcance multitud de herramientas de destrucción que nos facilitan nuestra labor a la hora de hacer que los malos cambien de parecer. Sin duda, el amplio repertorio que la serie Turok brindaba al jugador eran una de las selecciones de armamento más variopintas y también más burras que podíamos encontrar en un first person shooter. Sin embargo, hubo una que consiguió destacar con creces entre todo el catálogo de instrumentos para generar muerte que el estudio Iguana ideó con mucho mimo y cariño, un arma cuyo nombre a día de hoy continúa sonando igual de bien que el primer día. Cerebral Bore. Y no, aunque lo parezca no es el nombre de uno de esos chupitos que tomas, entre arcadas, en los tugurios nocturnos que frecuentas los fines de semana.

Cualquiera que haya jugado y disfrutado con Turok 2: Seeds of Evil en Nintendo 64, o en PC, estará sonriendo al recordar los estragos que este bonito utensilio de naturaleza alienígena podía causar en el enemigo. Pocas armas pueden compararse en originalidad y en efectividad, aunque también es cierto que dado el sistema que empleaba y su lentitud, su uso solamente era recomendable ante determinadas situaciones y sobre enemigos, importante, que tuvieran materia gris en el interior de su cabeza.

El Cerebral Bore guardaba una apariencia distinta a todo lo que habíamos disparado hasta ese momento, un dispositivo grisáceo con forma de disco capaz de lanzar un taladro directamente a la cabeza del enemigo. Dotado con un sistema de focalización y seguimiento, una vez seleccionado el objetivo, el pequeño taladro volaba por el escenario persiguiéndolo hasta alojarse en la cabeza de la víctima. Una vez allí, bien colocadito, emitía un sonido muy peculiar, como cuando rompes un huevo en el suelo, que anunciaba la perforación del cráneo. Acto seguido el taladro comenzaba a taladrar y dos chorros, uno rojo y otro gris, salían proyectados de la sesera de un infeliz cualquiera. Por si esto no hubiera sido suficiente para acabar con la criatura en cuestión, el taladro se autodetonaba después, pulverizando la cabeza del enemigo. ¡¡¡BIEEEEN!!! exclamaban todos los niños al verlo.

Utilizar este arma era terriblemente divertido y adictivo pero lo era aún más durante las partidas deathmatch a pantalla partida para cuatro jugadores, este tipo de sesiones mutlijugador son míticas en Nintendo 64 y una eterna fuente de diversión. Resultaba un cachondeo dispararse flechas con el arco para luego poder ver al personaje de tu compañero corriendo por el escenario con todo el cuerpo atravesado por múltitud de saetas, o cuando uno de ellos hacía de Velocirraptor. Pero si uno de los jugadores conseguía hacerse con el Cerebral Bore antes que nadie, los otros tres jugadores rápidamente desaparecían de su vista. Una vez que el sistema de fijado se había posado sobre ti resultaba prácticamente imposible escapar al taladro, aunque con un poco de práctica y haciendo uso del diseño de algunos escenarios podías librarte, algo que desde luego rara vez ocurría.

Ni rifles M4 con visor termal ni AK 47’s con lanzagranadas, ni espada de los dioses ni leches, nada como el ¡Cerebral Bore! una de las armas más brillantes y originales que ha dado un videojuego.